Como muchos de ustedes seguramente ya sabrán, Ralph Baer falleció el pasado sábado seis de diciembre a los 92 años. La noticia, obviamente, pasó desapercibida para los medios de comunicación, más interesados en hacerse eco de noticias realmente importantes. Si bien podríamos juzgar erróneo considerarle como el padre de los videojuegos en el sentido de «único» (los videojuegos tuvieron muchos padres), en modo alguno se debe pasar por alto su contribución, básica para entender lo que los videojuegos representan a día de hoy. Sobre Baer, responsable de la primera videoconsola de la historia (la Magnavox Odyssey), ya escribí hace algunos años estableciendo paralelismos entre su trayectoria y la de Clive Sinclair, con la salvedad de que el americano fue aún más adelantado a su tiempo. Tanto como lo fue su invento, un artefacto muy primitivo que acabó fracasando, pero que mostró un camino explotado poco después por Atari y copado finalmente por los japoneses, cuyo planteamiento de aquel (por entonces) incipiente negocio resultaba mucho más ambicioso y agresivo. La muerte de Ralph Baer, no por esperada (era un hombre ya muy anciano que además llevaba años batallando contra el cáncer), deja de resultar triste; pero al menos vivió lo suficiente para disfrutar del reconocimiento que merecía y ver como el «divertimento infantil» que él ayudo a crear se convertía en una de las industrias más potentes, lucrativas e influyentes del planeta.

«¿A qué quieres que te gane, mierdecilla?»

2 thoughts on “El padre ha muerto. Larga vida al padre”
  1. «…con la salvedad de que el americano fue aún más adelantado a su tiempo.»
    Ralph Baer nació en Alemania. Y se nacionalizó estadounidense. Es decir, era estadounidense. Y también era americano, como Pancho Villa o Pablo Neruda. Porque Estados Unidos, México y Chile están todos en América. América es un continente, Estados Unidos es un país.

  2. Es comunmente aceptado (y aceptable) referirse a Estados Unidos como «América», dado que el nombre oficial del país es precisamente «United States of America». Y puesto que Baer era yanki de adopción como bien indica usted, automáticamente adquiere la condición de americano. No me sea tan tiquismiquis caray, que no ha lugar.

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