En lo que llevamos de año, han sido varias las referencias que he hecho en esta web a los 35 años que ha cumplido el Spectrum, así como a la particularidad de que, nos guste o no admitirlo, 35 años son muchos años. Parece que fue ayer cuando desempacábamos el ordenador, recién traído de la tienda, para estrenarlo en el salón ante toda la familia; y sin embargo ha pasado ya tanto tiempo que una generación entera ni siquiera había nacido cuando ese acontecimiento tuvo lugar. Y no solo: muchos tampoco habían nacido cuando el Speccy pasó a mejor vida en 1993. O eran muy pequeños.
Otro ejemplo que da una idea del tiempo que ha pasado es que los nacidos mientras algunos de nosotros celebrábamos la llegada del nuevo milenio bebiendo hasta caer redondos, son hoy chavales que en breve alcanzarán la mayoría de edad legal. El tiempo corre que se las pela, y en tales circunstancias el Spectrum y todo lo que le rodea guarda un parecido más que razonable con el mundo de los autos clásicos; con esa gente que aún conserva un coche de hace cuarenta años y lo saca a pasear de vez en cuando. Las nuevas generaciones contemplan aquello con una mezcla de indiferencia, curiosidad y asombro. ¿Cómo era posible que mis padres o mis abuelos viajasen en esos cacharros?
Vacaciones a todo tren.
Pues con el Spectrum sucede otro tanto. Los niños de hoy viven rodeados de una tecnología que nosotros ni soñábamos hace solo tres décadas, y colocados frente a un vetusto Gomas se entienden reacciones como las que recoge el siguiente vídeo de la British Telecom. A tal punto les suena extraño que casi ninguno logra reconocerlo inicialmente como el ordenador que es (¿una calculadora?, ¿un reproductor de vídeo?, ¿un mando a distancia viejo?), y sus dudas solo se disipan cuando tienen la oportunidad de jugar con Daley Thompson´s Decathlon, no sin que antes alguno desespere por los tiempos de carga y la cacofonía asociada procedente del interior, merecida fuente de jocosidad en algún otro caso.
Aviso que el vídeo está en puritito inglés sin subtitular, y puesto que encima se trata de un vídeo con niños, os hará falta muy buen nivel de idioma para entender al dedillo todo lo que dicen. Eso no quita para que resulte bastante divertido: una imagen vale más que mil palabras, y solo por ver las caras de experimento de los críos ya merece la pena. Quizá la parte más graciosa llega cuando dos niñas de 9 y 10 años, echándose la partida de rigor, descubren qué hace falta para vencer en el juego («come on! Faster, faster, FASTER!»), concluyendo finalmente que «it´s a fantastic game». Es imposible estar más de acuerdo, pero dicho sea de paso, todo lo que veremos no se diferencia demasiado de lo que haríamos o diríamos nosotros a su edad contemplando artefactos como las primeras calculadoras de bolsillo, muy superadas para 1982, o las primeras consolas de videojuegos.
httpv://www.youtube.com/watch?v=E3fdEs2wRgw