Al fin he podido leer la entrevista a Miguel Ángel Villas publicada hace unas semanas en la web Deus Ex Machina y que puede leerse aquí. Una entrevista extensa, pormenorizada, jugosa, en la que el entrevistado, café en mano, lo cuenta todo (o casi) sobre su figura y sobre sus aventuras y desventuras en aquella España de la “edad de oro” videojueguil.
(Foto: Ricardo Lázaro Soriano para Deus Ex Machina).
Como Abraxas, el seudónimo bajo el que se ocultaba y por el que era (y aún es) conocido, Miguel Ángel Villas se convirtió en uno de los vendedores de software pirata más importantes de España, si no el que más. Como tantos piratas y hackers informáticos, sería perseguido por las fuerzas del orden y llegaría a dar con sus huesos en el calabozo antes de pasarse al otro lado de la reja para vivir legalmente del negocio, con el apoyo de los mismos que antaño le habían señalado como un delincuente. Una historia bastante típica que para ser convenientemente juzgada requiere, sin embargo, que la situemos en su contexto histórico. Tal como he dicho en otras ocasiones, las cosas han cambiado bastante desde los primeros años ochenta incluso en España, país sumamente peculiar en numerosos aspectos, empezando por su sistema capitalista edificado sobre la base de una falsa competencia entre oligopolios, entre negocios controlados por unas pocas manos privilegiadas que hacen y deshacen a su antojo, lo que fomenta toda clase de comportamientos abusivos. Para el empresario ibérico, los mercados no deben estar al servicio del cliente; es el cliente el que ha de estar al servicio de los mercados, y más exactamente al servicio particular del empresario. Un planteamiento nefasto que puede volverse en contra de quien lo pone en práctica, como bien se demostró durante el primer lustro de los ochenta.
Spanishtan: Brand of Quality.
Con un puñado de distribuidores controlando la venta de hardware y videojuegos, y por tanto con las manos libres para imponer su santa voluntad en forma de precios desmesurados, fuera de toda lógica en un país que atravesaba una grave crisis económica, el 90% del software vendido en España acabó siendo pirata. El 90%, que se dice pronto. En tales circunstancias, actividades como la de Abraxas, aun estando al margen de la ley (o más bien en un limbo legal, como él mismo explica durante la entrevista), obligaron a las empresas a bajarse del burro si querían mantener a flote sus negocios. Tuvieron que hacerlo porque no les quedó más remedio, lo que redundó en efectos positivos para su propio mercado y para el consumidor, que contrariamente a lo que se suele pensar prefiere ir de legal, a condición de que no intenten timarle ni le traten como si fuese retrasado mental. Esta y otras muchas cuestiones aparecen en una entrevista que, tal como hemos citado al principio, resulta más adecuada para leer tranquilamente y con tiempo por delante a causa de su extensión, pero que no por ello carece de interés sino más bien lo contrario. Porque se trata de un documento casi imprescindible para conocer de primera mano una de las vertientes más oscuras de esa “edad dorada del software español” que de dorada tuvo, en realidad, bastante poco.
Muchísimas gracias por compartir el contenido, y más aún, por entender su importancia 😉
¡Un saludo!
De nada, gracias a tí por todo. La entrevista es cojonuda.