Siendo el Spectrum un ordenador inglés no sorprende que existan numerosos juegos de fútbol para él (como también los hay de cricket). Lo que sorprende es la evolución cuantitativa de estos, en especial por la extensa trayectoria comercial de la máquina. En sus primeros años de vida apenas se lanzaron juegos de fútbol para ella porque aún estaba muy verde, tanto como sus programadores. No es que el fútbol sea un deporte especialmente complejo (la prueba es que hasta alguien con el intelecto de Sergio Ramos puede jugar profesionalmente); pero sí lo es representarlo con un mínimo de realismo en un artefacto tan limitado como el Spectrum.
Representación visual del C.I. de Sergio Ramos.
Entonces llegó Jon Ritman con su Match Day, y si hubo alguien más interesado en hacer otro juego de fútbol para el Spectrum se le quitaron las ganas: es cierto que tenía muchas carencias, pero el salto cualitativo respecto a sus antecesores era tan grande que Match Day permaneció durante años como un hito insuperable en este subgénero de programas deportivos. Los pocos que intentaron seguir su estela fracasaron, incluso con estrépito. El lanzamiento de Match Day 2 a finales de 1987 parecía colocar el listón a una altura definitivamente insuperable para cualquier posible competidor, pero contrariamente a lo esperado les sirvió de acicate y a partir de entonces se produciría un goteo incesante de lanzamientos protagonizados por el «deporte rey». Mas que en ningún periodo anterior. No deja de resultar llamativo teniendo en cuenta que desde 1988 la decadencia del Spectrum se hizo cada vez más evidente, sustituido por una nueva generación de ordenadores mucho más capaces que le irían comiendo terreno hasta apartarlo del camino. Con sus prestaciones netamente superiores, el Amiga 500 o el Atari ST podían reflejar un partido con un realismo inaudito. Dino Dini, autor de Kick Off, se convirtió en el nuevo mesías del fútbol digital.
Pero el Spectrum no había dicho aún su última palabra. Seguía teniendo una fuerte presencia en los hogares europeos y, de hecho, aún era posible acercarse a una tienda para adquirirlo nuevo porque continuaba a la venta y fabricándose en Taiwán. Aunque las casas de software hacía tiempo que volcaban su interés en los ordenadores de 16 bits y las consolas, tampoco era plan de despreciar un mercado que aún aglutinaba varios millones de potenciales clientes. A esas aturas, el Spectrum ya no tenía secretos para nadie, menos aún para los programadores. Y el fútbol, con el Mundial de Italia 90 a las puertas, era un valor seguro para «colocar» cintas a discreción a poco que las cosas se hicieran medio bien. Anco, distribuidora del Kick Off, lo demostraba publicando con éxito una versión del juego para Spectrum. ¿Por qué desaprovechar la ocasión?
En medio de este escenario aterrizó Emlym Hughes International Soccer. Desarrollado por un equipo de programacion integrado en Audiogenic Software, se trataba en realidad de la versión para Spectrum de un juego creado originalmente para ordenadores de 16 bits al que, siguiendo la tónica / operativa / moda habitual por entonces se le hizo lo que ahora llaman un downgrade, con el fin de adaptarlo a entornos más modestos. Por ello el juego mostraba numerosos detalles que delataban su ascendencia al menos en cuanto al diseño de los menús, propio de ordenadores más evolucionados en los que el ratón representaba el culmen de la ergonomía y su puntero la máxima expresión de la intuitividad. En 1989/90 un programa no era moenno ni fácil de manejar sin incluir la posibilidad de mover un puntero a lo largo y ancho de la pantalla. Que el Spectrum no llevase ratón de serie no importaba para nada. Lo importante era que se viese el puntero y tener la ilusión de controlarlo en todas direcciones, aunque fuese usando el teclado.
Hoy, Emlyn Hughes para Spectrum goza de más popularidad y prestigio que cuando salió. No es que el juego fuese mal considerado en su época ni mucho menos, al contrario. El problema es que simple y llanamente llegó tarde, en un momento en que el Spectrum era, cada vez más, cosa del pasado. Yo mismamente ni le presté atención, cuando hasta entonces había probado cualquier juego de fútbol que caía en mis manos. ¡Joder, si hasta me hice con una copia de Wolrd Cup Carnival aún a sabiendas de que era el World Cup de Artic con otra portada! Así me las gastaba en 1986, cosas de tener tiempo y ganas de perderlo. Tres años después ya no era lo mismo porque me impulsaban otros intereses. Los propios de cualquier adolescente que descubre la vida nocturna y se centra en gozarla a tope, lo que significa pasar el fin de semana bebiendo y ligando (en general lo primero, para que vamos a engañarnos) en vez de cascándosela a una máquina, por muy Spectrum que fuese.
Todos tenemos pasado. TO-DOS.
Si Emlyn Hughes se hubiese lanzando (por ejemplo) a primeros de 1987 en el lugar de Super Soccer, no dudo que hoy estaríamos ante un juego mucho más valorado y popular, y habría complicado a Jon Ritman pasar a la historia con Match Day 2 tal como sucedería al año siguiente. Pero esto no deja de ser especulación. Nunca sabremos qué habría ocurrido porque el carisma de Ritman y sus juegos era inigualable. De cualquier modo, nada ha impedido a Emlyn Hughes erigirse con el tiempo como el único y verdadero oponente de Match Day y su secuela. En «el otro Match Day«, un juego que aunque no lleve ese nombre recoge toda su esencia, igualando a su competidor en muchos aspectos y hasta superándolo en más de uno.
¿Y en cuanto a mí? Pues me ocurrió lo que a tanta gente, algo en lo que ya he insistido: Emlyn Hughes llegó tarde. Tanto que no lo probé por vez primera hasta que empecé a trastear con emuladores de Spectrum para PC. Me acordé de él y me lo bajé de una BBS utilizando un módem casero construido por un amigo estudiante de Electrónica en la FP. Suficiente para el caso. De eso hace ya lustros, y desde entonces no recuerdo haber jugado con él más que en un puñado de ocasiones. Esta vez he querido dedicarle tiempo de verdad y no sólo un rato puntual, aprovechando como excusa el inicio de la Premier League, que es mi competición liguera favorita (la Liga española, compuesta esencialmente por dos equipos y dieciocho comparsas, refleja fielmente al país y sus habitantes). Análisis del juego se han publicado miles a estas alturas, pero quizás nunca uno como este. Porque a fin de cuentas no niego que lo mío es el Match Day, y con el Emlyn puedo considerarme un «novato». Veremos qué tal.
(Continuará. En breve, se lo juro).