Para Los aficionados al Spectrum escribir sobre el Knight Lore es casi como para un aficionado a la música escribir sobre los Beatles: se ha dicho tanto sobre el jueguecito de marras y a lo largo de tantos años, que muchos podrían decir que no tiene sentido a estas alturas venir contando historias ¡otra vez! sobre lo mismo. Como si todavía no se hubiese escrito bastante. Pero me apetecía hacerlo desde hace tiempo, aunque pudiera pecar de pesao; y no hay mejor momento que este, creo yo, habida cuenta de que mientras escribo esto se cumplen veinte años del lanzamiento de aquel videojuego que asombró a propios y extraños.
Imagen extraída de aquí. Si pincháis en el link comprenderéis por qué lo he puesto.
Hablar sobre Knight Lore es hacerlo sobre una obra maestra de los videojuegos, que nació cuando nadie se imaginaba que algo así pudiese salir de un Spectrum. Tal despliegue de gráficos y sonido (sobre todo de gráficos) era impensable hasta entonces en la máquina del Tío Clive… hasta que vimos el juego funcionando. Cuando eso sucedió Knight Lore alcanzó el techo al que se podía llegar programando un Spectrum para jugar. Un techo insuperable, o al menos eso creíamos.
Por aquel entonces Ultimate Play The Game, autora de la criatura, ya se había convertido en la mítica casa de software que todos recordamos hoy. Sus lanzamientos, a cada cual mejor, marcaban el camino que luego seguirían otros desarrolladores. Envuelto en un halo de misterioso hermetismo, cada nuevo trabajo de los inaccesibles hermanos Stamper era esperado con ansiedad entre los jugones, ávidos de comprobar hasta dónde habían llegado esta vez para sorprendernos y divertirnos. Recuerdo que en 1984 / 85, cuando nos reuníamos los poseedores de Spectrum para intercambiar juegos y vivencias, el chaval más prestigioso de la reunión no era el que más juegos tenía, sino el que más juegos de Ultimate tenía en su poder. Yo tenía amigos con mil o más programas en casa que se veían eclipsados en esas reuniones por el afortunado que había probado en primicia el último juego de los padres de Sabreman. Y no digamos ya si tenías una copia del juego en cuestión. Uno de mis mayores momentos de gloria y popularidad lo viví cuando me hice antes que nadie con una copia de Alien 8. En cuanto hice correr la voz de que lo tenía todos se abalanzaban sobre mí como buitres. Podía pedir sin problemas cinco juegos “normales” a cambio de una sola copia del novísimo juego, algo inconcebible con cualquier otra novedad incluso de una compañía o autor puntero. Pero hablamos de Ultimate.
En los dominios del mago Melkior.
Volvamos al Knight Lore. Con este juego me ocurrió algo curioso porque tardé bastante tiempo en verlo “en directo” y jugarlo por primera vez. Yo, que puedo presumir de haber probado en primicia anteriores jitazos de la casa como Sabre Wulf o Underwurlde, y que por aquel entonces tenía muy buenos contactos entre los usuarios de Spectrum de Madrid, no jugué con Knight Lore hasta después de tener en mi poder Alien 8, que todos sabemos que era virtualmente igual al anterior. Aunque ya había visto muchas fotografías y leído muchos comentarios sobre él no por ello dejó de sorprenderme, y al probarlo no pude hacer otra cosa que corroborar todas las opiniones que aseguraban que Knight Lore era extraordinario. De repente todos los videojuegos publicados antes que él se habían quedado obsoletos sin remisión. Hablamos de un juego que se adelantó a su tiempo en uno o dos años, y no extraña que los hermanos Stamper decidieran retrasar su publicación unos meses para poder exprimir los anteriores lanzamientos de la compañía. Sabían de sobra lo que tenían entre manos y que después de eso ya nada sería igual… como así sucedió.
Knight Lore siempre me pareció un juego adictivo más por su apabullante (para la época) despliegue técnico que por su capacidad real para divertir, aunque en esto tampoco fallase. Si uno se animaba a jugar partida tras partida era muchas veces por regalarse la vista alcanzando alguna de las pantallas que no había visto aún. De hecho yo jugaba por eso: me pasaba las horas tratando de llegar a todos los rincones del mapa y la misión del juego me importaba un pimiento. Y lo mismo me pasaba con Alien 8 y con el posterior Pentagram. Terminarse el juego significaba haber pateado el mapa entero un par de veces, recreándose en los impresionantes escenarios llenos de sorpresas y trampas viles. Luego llegaba la hora de trucar el juego con pokes para acabarlo por la vía rápida porque, seamos sinceros, una vez te habías acostumbrado al magnífico trabajo técnico del programa y a la magia que desprendía su intachable ambientación medieval, éste tendía a perder buena parte de su interés. Knight Lore era un juego muy difícil para completarlo con las cinco vidas de inicio, y más aun sin tener delante una buena guía que te explicase el orden en que tenías que ir arrojando objetos al caldero.
Imagen de Knight Lore bis Alien 8.
Que conste que esto no desmerece en modo alguno la calidad del producto, que junto al inmediatamente posterior Alien 8 muchos creímos que suponía el culmen de las posibilidades que podía ofrecer el Spectrum. Los juegos en 3D de Jon Ritman (Batman y Head Over Hells) no tardarían en sacarnos de nuestro error, pero esa ya es otra historia. Visto (y jugado) hoy en día Knight Lore sigue siendo tan impresionante como cuando salió a la calle, teniendo en cuenta las posibilidades de los ordenadores de entonces. No hay que olvidar que fue el primer juego en utilizar unas técnicas de programación revolucionarias que marcarían estilo durante años, y que por añadidura exhibía un aspecto exuberante ni siquiera visto en máquinas más potentes. Soy de los que consideran Knight Lore como clara marca divisoria de un antes y un después en la historia de los juegos para Spectrum; además de un hito en la historia de los videojuegos, ya que su perspectiva Filmation ha sido utilizada hasta la saciedad en todos los sistemas habidos y por haber. Es una verdadera pena que no figure con más profusión en los libros sobre historia de los videojuegos que he leído hasta ahora, la mayoría editados en Estados Unidos o escritos por adictos a las videoconsolas que, aparte de no saber escribir en la mayoría de ocasiones, parecen no haber visto un ordenador ni en las películas. Knight Lore debería figurar en esos libros por méritos propios. Y con letras bien grandes además.
Ni que decir tiene que este juego supuso también un antes y un después para Ultimate. Siempre he opinado que la fama que conquistó como hacedora de grandes juegos la ganó en sus primeros dos años de vida, entre 1983 y 84. Para mí lo mejor de la casa está entre los lanzamientos anteriores al propio Knight Lore, que aunaban una gran calidad técnica con una capacidad enorme para mantenerte pegado a la pantalla durante horas y horas, gracias a un desarrollo frenético y sencillo que los hacía (y aún los hace) tremendamente divertidos y agradables de jugar. La aparición del Filmation supuso la ruptura total de Ultimate con el arcade, dando paso directo a las videoaventuras en toda regla. A partir de ahí la maquinaria de los hermanos Stamper olvidó sus orígenes y con cada nueva producción buscó exprimir las prestaciones del Spectrum más allá del límite. Y ese fue su error, el error que acabó llevando a Ultimate a la tumba porque la adicción de sus juegos pasó a sustentarse sobre las delicatessen técnicas, no sobre la capacidad para divertir al jugador con un desarrollo entretenido. Unos gráficos bonitos no lo son todo en un videojuego.
httpv://www.youtube.com/watch?v=7n7qtErhF-A
El tinglado funcionando. Los neófitos no os debéis perder la transformación de Sabreman, uno de los momentos más geniales en la historia de los videojuegos.
Buen artículo!
Gracias tío 🙂