Hacia mucho tiempo que no le dedicaba una entrada al Sinclair QL. Este malhadado ordenador, hoy famoso por haber sido aquel en el que Linus Torvalds desarrolló las primeras versiones de Linux, tiene una comunidad de usuarios bastante fiel pero pequeña, lo que le resta protagonismo en el mundillo de la informática clásica. Nada que ver la actualidad con los inicios de 1984, cuando el QL fue presentado a bombo y platillo por el mismísimo Sir Clive, generando una expectación enorme en torno a un ordenador que pretendía escenificar el «Gran Salto Adelante» de Sinclair desde el mercado doméstico al profesional, por aquel entonces virgen en alternativas específicas para las PYMES; un sector económico con un potencial enorme, de lo más jugoso para cualquier empresa informática.

Pongámonos en situación e imaginemos por ejemplo a un par de abogados que quieren montar la clásica asesoría jurídica, usando un ordenador para llevar el registro de sus clientes de forma eficaz. Hoy es lo más común, pero en 1984 no era así, y si todavía no era habitual ver computadoras en los hogares menos aún lo era en pequeñas oficinas. Básicamente, nuestros abogados tenían dos opciones: un sistema doméstico, que como el Spectrum resultaba inadecuado para llevar un negocio serio, y la alternativa de comprar un IBM PC o un Apple, que eran carísimos. Y eso sin el software necesario, abonado aparte y comparativamente tan caro como la propia máquina. No había término medio y en este contexto Sinclair hizo una apuesta arriesgada, ofreciendo con su QL un ordenador de potencia superior a la del IBM PC por un precio varías veces menor, incluyendo en el paquete una espléndida suite ofimática cuyo nivel no sería igualado por Office o Wordperfect hasta después de años.

Con esas cartas cualquiera pensaría que era una baraja marcada para triunfar sí o sí,  pero el QL resultó un fracaso. La acumulación de fallos, decisiones equivocadas y retrasos tuvieron la culpa, y cuando al fin se subsanaron y el ordenador estuvo listo para demostrar su verdadero potencial, la competencia había dispuesto del tiempo suficiente para tomarle la medida. La puntilla se la dio Amstrad cuando adquirió Sinclair Research y lo retiró inmediatamente del mercado, porque entraba en competencia directa con su exitosa gama de ordenadores PC y PCW.

Hoy, el QL vuelve a ser noticia porque al fin es emulado por la última versión de ZEsarUX, la 5.0. Hay muy pocos emuladores del QL, y el único que podríamos considerar decente (el Q-Emulator) hace años que no se actualiza y además es de pago. César Hernández Bañó acude al rescate y de paso cierra el círculo que ya hace tiempo convirtió a ZEsarUX en el emulador gratuito más completo y versátil que existe, una auténtica navaja suiza dentro de esta clase de programas: no sólo es capaz de emular una veintena larga de sistemas relacionados con Sinclair y su mundillo, sino que incorpora innumerables opciones que permiten configurar todo hasta en los detalles más insignificantes.

Pero esto no es una novedad para quien ya conozca el producto, excepción hecha de la mencionada inclusión del QL a la lista de máquinas emulables, y que como tal hace de ZEsarUX el único emulador del planeta capaz de simular toda la gama de ordenadores lanzada por Clive Sinclair, desde el ZX80 al Z88. Si se quiere rizar el rizo del rizo, el paso siguiente sería lanzarse a emular el MK14 y calculadoras como la Executive, productos que no cabría definir como ordenadores propiamente dichos y que fueron lanzados con anterioridad a la fundación de Sinclair Research en 1979.

QL Chess, (1984) el mejor y más famoso juego para el QL. Toda una revolución en su día.

Centrándonos en el QL, que es lo que interesa ahora mismo, su emulación en ZEsarUX todavía ha de recorrer cierto camino hasta alcanzar el nivel de perfección deseado, aunque en líneas generales está conseguida. El ordenador puede utilizarse sin cortapisas desde el minuto cero, y para aprovechar toda su potencia el autor ha tenido el detalle de incluir la última versión comercial de la ROM, la JS, que mejoró a las anteriores (plagadas de errores) de forma abismal.

Sin embargo aún no es posible cargar programas de forma sencilla usando el menú del emulador, tarea pendiente para una próxima versión que, esperemos, esté al caer. Desconozco los motivos, pero de momento sólo es posible cargarlos tal como si estuviésemos frente a un QL real, y no en todos los casos. Aquí es donde se notan los 33 años que el QL acarrea a sus espaldas. Su sistema operativo podía ser la polla con cebolla en 1984 (de hecho lo era, tanto que se adelantó a su tiempo incluyendo características como el soporte multitárea), pero hoy nadie en su sano juicio utilizaría una línea de comandos en SuperBASIC para acceder a disco y cargar un programa. Un coñazo no, lo siguiente.

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