Hace un par de días, en el rincón que El Spectrum Hoy tiene en Facebook anunciaba que una votación hecha a través de Internet había elegido a The Sword of Ianna como el mejor juego aparecido en el Spectrum durante los últimos años.
Bueno, pues se me ha ocurrido dejarles por aquí el vínculo a la lista completa, que incluye una treintena larga de juegos ordenada por el número de votos recibidos de menos a más. Listas como esta las hay a miriadas en la Red y no pocas están grabadas en vídeo, por lo que hasta los titulados en las mejores unis privadas pueden consultarlas sin miedo a que su analfabetismo funcional les deje en evidencia. Al menos a priori.
Sin embargo, la que nos ocupa es diferente al resto. Para empezar porque es la más reciente hasta ahora; pero sobre sobre todo porque excluye juegos de la etapa comercial del Spectrum, que va de 1982 a 1993, centrándose en eso que tanta gente denomina homebrew y yo prefiero llamar «juegos caseros» o «independientes». Como la música indie, pero sin el tocomocho oculto tras la etiqueta y, desde luego, infinitamente menos coñazo.
Con todos ustedes, Apatía Plómez Sopor.
Como de costumbre, a estas listas hay que valorarlas en su justa medida, más allá de lo que podamos considerar respecto a si tal o cual juego ocupa el lugar que a nuestro juicio se merece. Listas como esta permiten rememorar juegos que muchos aficionados al Spectrum quizás ya no recuerdan, o qué tal vez ni siquiera conocen al no estar circunscritos a esa «edad dorada» de los años ochenta en la que el Spectrum lo petaba. Y en vísperas de una festividad que para algunos será un largo puente en el que, por añadidura, se prevé tiempo frío y desapacible, consultar una lista como esta proporciona buenas ideas con las que disfrutar del tiempo libre, tumbado a la bartola jugando. Por si fuese poco, la mayoría de los treinta juegos nombrados son estupendos, cuando no algo más como es el caso de The Dark, el ya mentado Sword of Ianna o Los amores de Brunilda. Casi todos los tengo grabados en mi Spectrum Vega para echar el rato con ellos de vez en cuando, y cada vez que lo hago demuestran lo poco que importa el lugar que ocupen en cualquier hipotética lista.