1984 fue un año bastante convulso. También en el mundo de los videojuegos europeos. Luego de meses llenos de noticias impactantes y lanzamientos de postín, se esperaba que el último tramo del calendario estuviese presidido por una cierta calma… hasta que cayó la bomba.

La revolución que supuso Knight Lore nunca ha sido valorada en su justa medida. Excepción hecha de aquellos rincones de Internet dedicados a honrar la memoria del Spectrum, cuyo alcance suele ser minoritario, no encontraremos ninguna publicación donde se dedique a este juego el espacio que merece. Pocos son realmente conscientes de lo adelantado que estuvo a su época (tanto que sus autores hubieron de retrasar el lanzamiento para no tirar piedras contra su propio tejado perjudicando a otros juegos), más aún teniendo en cuenta la máquina para la que estaba hecho, a la que en modo alguno se le suponía capacidad de mostrar algo semejante y que encima funcionase a la perfección. Decir que Knight Lore es un clásico resulta hoy una obviedad, y sin embargo el paso del tiempo no parece que le haya tratado demasiado bien más allá de las veleidades técnicas que asombraron a todo aquel que lo probó cuando salió. Es algo que ya expuse en su día y se manifiesta cada vez que nos ponemos frente al Spectrum (real o emulado) y del catálogo de Ultimate escogemos Jet Pac, Atic Atac o Sabre Wulf en lugar de Knight Lore para echar el rato.

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