Del Spectrum siempre se podrán decir muchas cosas, pero si fuese posible definirlo con una sola palabra ésta sería “peculiar”. Salvando las distancias, el Spectrum es a los ordenadores lo que el 600 a los coches. Del mismo modo que la popular “pelotilla” introdujo al español medio en un mundo nuevo (la posesión de un automóvil propio) y contribuyó al progreso y a la mejora del nivel de vida del país, el Speccy nació para acercar al común de los ciudadanos el que sin duda iba a ser el mundo del futuro, el de la informática, e introducirle en el uso de su herramienta principal, el ordenador.

El diseño de los primeros Spectrum fue realizado, como todo el mundo sabe, por Rick Dickinson; un personaje excepcional que, pese a las limitaciones impuestas por un Sir Clive obcecado en miniaturizar tamaño y costes, supo plasmar sus ideas de forma bastante eficiente para la época y dotarlas de una fuerte personalidad. Uno de los elementos que más contribuyó a ello fue el teclado de goma. Un teclado que no dejaba indiferente a nadie ni por estética, ni por sensaciones al tacto ni por los extraños hábitos que había que adoptar trabajando con él. Una cosa así merece que se le escriba no ya un texto en plan homenaje, sino casi un libro entero para ella sola.

Leer “Haga negocio con los excedentes de chicle del Reino Unido”.

«¡Joer, qué suerte he tenido! Ahora mismo llamo a Sinclair Research, que con lo que acoquinen me pago el resort en el Caribe».

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