…se me ha ocurrido que lo mejor que podía hacer este sábado era echar unas partidas con esto:
Luego con esto:
Y al final con esto otro:
El molusco más famoso de la historia murió de viejo el pasado 26 de octubre, tras dos años de larga y fructífera vida en los que demostró tener más habilidad para predecir el futuro que Nostradamus. Con él se va uno de los símbolos del pasado Mundial de Sudáfrica, aunque ya se habla por ahí de rendirle cumplido tributo erigiéndole monumentos, poniéndole su nombre a calles y esas cosas. ¿Se imaginan lo molón que será poder decir “vivo en la calle Pulpo Paul”? Pues eso.
A todo esto, no deja de resultar curioso (u objeto de estudio, según se mire) que un evento de la repercusión de un Mundial de Fútbol sea más recordado por unas estruendosas trompetas y un pulpo adivino que por el juego exhibido por los participantes, ciertamente pobre en general. Al menos los españoles podremos presumir de haber ido de menos a más hasta ganar el torneo de forma épica, mandando nuestros ancestrales demonios a tomar por el culo y protagonizando de paso el mejor partido: aquella semifinal en la que nuestra selección desplegó por momentos un fútbol casi exquisito, bailándole el agua a la antaño todopoderosa Alemania.
Paul, siempre con nosotros.
Yo recordaré por algún tiempo el partido de la final, que parecía más un torneo de Karate que cualquier otra cosa.
Habían patadas voladoras que ni el poderoso Chuck Norris!
«que demostró tener más habilidad para predecir el futuro que Nostradamus»
Jjajajajaja!! muy bueno, muy bueno!
José Andrés: La primera parte de esa final se podrá usar en los gimnasios para enseñar artes marciales, del mismo modo que la policía de Bangkok utilizó durante años la peli de Harry el Sucio para adiestrar a los novatos en la academia. Y no, no es broma.
Al menos el partido lo ganó quien lo tenía que ganar. Y de forma hiriente además, con un golazo en las postrimerías de la prórroga cuando los holandeses ya celebraban la tanda de penalties. Se jodan, hala xD.