Hace algún tiempo le comentaba a un colega que el año 1983 marcó el inicio del Spectrum como fenómeno de masas hasta niveles jamás vistos en Europa, pero que si hubo un año especialmente remarcable en la historia del Speccy, ése fue indudablemente 1985.

1985 fue tal vez el año más importante en la historia de Sinclair en general y del Spectrum en particular. Si 1983 marcó el inicio de la Spectrummanía, 1984 la expansionó y 1985 la consolidó de forma definitiva. 1985 marcó la época de máximo esplendor de un fenómeno por el que pocos apostaban un penique tres años atrás. El Spectrum era el rey indiscutible del mercado microinformático europeo, y lo controlaba de tal manera que los competidores, en sus campañas publicitarias, se esforzaban por ensalzar las virtudes de sus productos frente a los del Tío Clive. Todavía me acuerdo de la campaña de lanzamiento del Hit-Bit MSX de Sony, apoyada en una frase que decía: “Ni 16 ni 48. 64 K tiene el nuevo Hit-Bit de Sony”.

El software vivía también tiempos de esplendor. Algunos de los mejores juegos para el pequeño Spectrum se publicaron ese año, con un exponente referencial: Ultimate. En 1985 la compañía de los hermanos Stamper alcanzaba el máximo apogeo de su fama, aunque la avalancha de grandes lanzamientos era incesante y el público se pegaba por conseguirlos todos. De 1985 son juegos como Everyone´s a Wally, Hyper Sports, Profanation, Cyclone, Highway encounter, Shadow Fire y un largo etcétera de obras maestras.1985 fue también el año en el que el mundo del videojuego comenzó a perder su relativa inocencia y se politizó, espoleado por la ola de  feroz anticomunismo de la era Reagan, que vivía uno de sus momentos más álgidos justo cuando, al otro lado del Telón de Acero, un desconocido Mijail Gorbachov empezaba a tejer los mimbres de la Perestroika y la Glasnost. Si en el cine Rambo y Rocky nos enseñaban lo malvados y tramposos que eran los bolcheviques, videojuegos como Raid Over Moscow o el propio Rambo nos hacían ver lo divertido que podía ser liquidarlos a miríadas. Sólo en un mundo como el nuestro, justo, libre y capitalista, podíamos disfrutar de cosas así. Y además nadie se quejaba como hoy en día, cuando parece que hasta ver a Doraemon en la tele puede generar comportamiento violento en los niños, según alguna asociación de padres agilipollados con ganas de notoriedad. En 1985 matar personas, y más si eran comunistas de mierda, estaba hasta bien visto y todo.

“Ya os podíais haber currao un juego de Invasión USA, cabrones. Si el Chuache, Sly y Charles Bronson tuvieron sus videojuegos ¿por qué yo no? Me lo merecía más que ellos, que eran unas putas nenazas. Os voy a matar, traidores”.

Y sin embargo, 1985 también marcó el principio del fin de Sinclair Research. Pocas veces se ha visto en la historia de la informática un caso semejante al de la compañía de Cambridge, declarándose en bancarrota y siendo liquidada poco después de vender decenas de miles de máquinas. En 1985 Sinclair vendía su ordenador cinco millones (un QL, dorado para más señas) y el “nuevo” Spectrum 128 batía a finales de año récords de ventas. Sin embargo, los graves errores de gestión cometidos anteriormente por Sir Clive, así como su inocencia al confiar en el éxito de engendros como el “microcoche” C5, marcarían indefectiblemente y para siempre el futuro de la compañía. De este modo, tras un amago de compra por parte de Robert Maxwell, el hombre que había creado de la nada el poderoso grupo editorial Mirror (luego muerto en extrañas circunstancias a bordo de su yate en 1991), Sinclair Research acabó en manos de Amstrad, su competencia más directa, a principios de 1986. Alan Sugar, otro magnate hecho a sí mismo, era el hombre menos indicado al que confiar las llaves de la casa. Era como poner al zorro a guardar gallinas, pero a Sir Clive no le quedó otro remedio. Lo que me sorprende en este caso es que la marca Sinclair tardase tanto tiempo en desaparecer: el tirón popular del Spectrum animó a Amstrad a lanzar varios productos más con el anagrama de Sinclair en la carcasa, y de este modo la herencia de Sir Clive pudo continuar en el mercado unos añitos más.

Gorbachov: «Puse en marcha la Perestroika porque quería comprarme un Spectrum y toneladas de juegos».

Pero para la Nochevieja de 1985 todo eso no me importaba en absoluto. Yo me dedicaba a lo mío: a disfrutar con mi Spectrum bajo las tenues luces de Navidad, el calor de la estufa, una copita de sidra y una bandejita de turrón. Había que aprovechar, porque en aquella época todavía no tenía costumbre de salir de farra en Nochevieja, y aquel era el único día del año en que podía tomar una copa y acostarme a las seis de la mañana o más. ¿Qué mejor forma de aprovechar una velada así que enchufar el ordenador y jugar hasta el amanecer?

El nuevo libro de Clive Sinclair se titulará Cómo pasar de triunfador a fracasado en doce meses. Resultados garantizados.

7 thoughts on “El año del cénit”
  1. Esa anécdota de Nochevieja me ha parecido realmente entrañable. Un plan ejemplificante en mi opinión: pasarse en la más poderosa intimidad de la noche tu juego favorito acompañado de unos snacks y al abrigo de la estufa.

    Mucho ánimo con la página Leo. Ojalá hubiera un equivalente en Amiga/Commodore, que es más de mi herencia.

  2. Gracias por los ánimos tío. Y sí, aunque no soy precisamente un nostálgico (sorprendente afirmación viniendo del webmaster de una página sobre el Spectrum, pero juro que es cierto), todavía recuerdo con afecto momentos como aquellos. Y procuro que ahora se repitan lo más a menudo posible también.

    El problema del Amiga es el de haber sido un ordenador con mucha menos difusión de la que mereció, aparte de que a mí ya me pilló en un momento en que empezaba a interesarme por otras cosas además de por los videojuegos ;-). Ciertamente no hay muchos blogs en castellano sobre él, aunque creo que The Punisher está en trance de arreglar un poco las cosas en ese sentido.

  3. Jajaja, mola sobre todo lo de Invasion USA 🙂

    Todavia me acuerdo de cuando nos pasabamos juegos como Everyone´s a Wally o Profanation, vaya vicios,eh!

    La pagina un 10 😉

  4. «Invasion USA» es una de las pelíclas más injustamente incomprendidas de la historia :p. Además de infraexplotada porque ¡imagina qué mata-mata podría haber salido de ahí!. ¡Y con Chuck Norris matando comunistas! Me pregunto cómo fue posible dejar pasar semejante oportunidad.

    Me alegro de que te guste la web. A la gente también le está gustando mucho. Más que la web antigua seguro :p.

    Un abrazo.

  5. La nueva «El Spectrum Hoy» es genial, me parece que voy a volver a engancharme al mundillo ZX, desde hace un tiempo pensaba que estaba todo esto bastante parado, me ha dado por volver a mirar y veo energías renovadas . Me ha alegrado mucho .

    El spectrum hoy ya está en mi READER, gracias a todos los que siguen acordandose y flipando con el Spectrum.

    ¿Que mejor manera de llenar ese doloroso vacío que nos dejó el último número de MicroHobby?

    Lo dicho, gracias y nos seguiremos viendo !!

  6. En su día yo disfrutaba en Nochevieja con mi primo y el F1 Spirit de MSX, mientras la familia jugaba a las tradicionales cartas. Menudas noches pasamos durante varios años, jugando sin descanso de 1 a 5 de la madrugada.

    Ciertamente lo de que Amstrad comprase Sinclair debió sentar mal, pero creo que al Spectrum le vino muy bien, sin Amstrad no habría sobrevivido a Sir Clive Sinclair.

  7. Buen articulo. No sabia eso de que Gorbachov habia tirado abajo el muro de Berlin para conseguir un Spectrum… 😛

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