Esa era la pregunta que muchos nos hacíamos cuando cargábamos The Sentinel en el Spectrum por primera vez y jugábamos algunas partidas. The Sentinel no fue el primer juego que utilizaba gráficos sólidos en lugar de los clásicos vectores para recrear escenarios en tres dimensiones, pero así y todo fue un juego revolucionario en muchos aspectos, y en más de un sentido se le considera precursor de los actuales first person shooters que pueblan el actual mercado de videojuegos, con Doom o Half Life como ejemplos notorios.
La historia del Sentinel es bastante curiosa. Las primeras versiones que salieron (para el C-64 y el BBC Micro) fueron programadas en 1986 por Geoff Crammond, uno de los mayores genios que ha dado nunca la historia de los videojuegos. Por increíble que pueda parecer, ambas fueron recibidas con tibieza por el público y la prensa especializada, y tuvo que llegar la versión de Spectrum, publicada ya en 1987, para que se desatase la fiebre por esta especie de ajedrez escalonado.
La versión para Spectrum de The Sentinel fue programada por Mike Follin, con su famoso hermano Tim encargándose de la música. Pese a restarse méritos afirmando que reutilizó buena parte del código original de Crammond y sus técnicas de programación, lo cierto es que demostró ser otro tipo genial, con un asombroso dominio de los entresijos del Speccy. Follin no sólo era un buen programador si no que también era muy práctico, y lo bastante habilidoso como para sortear de forma sencilla las limitaciones impuestas por la máquina. Ahí quedan detalles como el inteligente uso de los gráficos para dotar de distintas tonalidades y “texturas” a los inmensos escenarios bicolores del juego, así como el afinadísimo diseño de la base de datos y el motor gráfico sobre los que se asientan los ¡diez mil niveles! de que consta el programa. Hoy en día todo esto puede sonar a chiste viendo lo que hay, pero en aquella época fue algo absolutamente innovador, y más para una máquina como el Spectrum. Meter todo eso en sólo 48 Kb (en realidad algunos menos) y hacer que funcionase bien y quedase bonito era algo que estaba al alcance de muy pocos elegidos, y la historia se encargó de colocar a Geoff Crammond y a Mike Follin en el lugar que les correspondía por derecho propio. Follin, que hace unos años abandonó la informática para ser sacerdote, desarrolló una carrera notable en el mundo de los videojuegos durante el último lustro de los 80. El nombre de Crammond estará ligado para siempre a sus estupendos simuladores de la saga Grand Prix, distribuidos por Microprose ya en la era del PC. Muchos siguen considerando Grand Prix 2 como el mejor juego que jamás se haya hecho para compatibles basándose en la Fórmula 1, a pesar de la cantidad de años que tiene encima.
Está claro que The Sentinel podía gustar más o menos. Ciertamente producía división de opiniones sobre lo divertido que era, pero a la hora de juzgarlo técnicamente la opinión era unánime: un maravilloso prodigio de programación a todos los niveles, hasta el extremo de ser puntuado con un 10 en gráficos por la revista Microhobby. Y eso que la evolución de las 3D en el Spectrum no terminó con este juego ni mucho menos: ahí están los programas publicados por Incentive Software basados en el motor Freescape, auténticos precursores de Doom, los cuales alcanzaron un grado de perfección difícilmente creíble en el ordenador de Sir Clive.
Sea como fuere, yo pertenezco al grupo de enamorados del Sentinel. En su momento estuve realmente enganchado, hasta límites obsesivos diría yo. Baste decir que durante una buena temporada no jugué con otra cosa, y a base de cargarlo tantas veces el juego dejó de funcionar y tuve que pedir una copia nueva. Pocas han sido las ocasiones en que me he visto tan “absorvido” por un programa, y que recuerde aquella fue la que más, superando incluso mis “piques” con el Doom y derivados, que también tuvieron lo suyo. Encontraba The Sentinel realmente fascinante, y ni que decir tiene que a resultas de tanto jugar llegué a dominarlo como nadie, siendo capaz de terminar hasta los niveles más altos y difíciles. Lógicamente la “fiebre” me bajó con el tiempo, pero no por ello dejó de atraerme este extraño invento: muchos años más tarde, ya con un PC en casa, no he perdido la ocasión de probar las versiones creadas para otras máquinas, así como las continuaciones y remakes que han ido saliendo. Aunque en todos los casos hablamos de buenos programas, mi versión favorita sigue siendo la del Spectrum, mucho mejor realizada y “estrujada” en relación a las posibilidades de la máquina.
En 2007 se cumplen veinte años de lucha contra los centinelas y sus secuaces y de vez en cuando sigo jugando alguna partida que otra en la versión de Spectrum, que como ya he comentado es la que más me gusta. Las otras ni las miro, la verdad (hace años que no juego con la del Amiga, por ejemplo); pero quede claro que no es por desprecio. Aunque con el tiempo mis gustos en materia de videojuegos han cambiado mucho y ahora me tira más el arcade que la estrategia, porque para calentarme la cabeza tengo bastante con mi trabajo, mi piso y mi novia, sigo encontrando The Sentinel bastante divertido y poseedor de una atmósfera embriagadora y hasta un punto siniestra, cosa que me encanta. Los gráficos quizá se vean demasiado “bastos” en el monitor de un PC actual, pero hay emuladores que permiten paliar en parte ese defectillo imitando la imagen de un televisor antiguo, así que tampoco es un problema muy importante que digamos. Por supuesto que me sigo encontrando con gente que me dice que es un coñazo de juego, y al leer este artículo seguramente muchos dirán que me he pasao de rosca. Que no es para tanto, vamos. Pero es lo que tienen los genios y las creaciones geniales: que aglutinan en torno suyo tantos partidarios como detractores. Y eso es precisamente lo que mola ¿no?
Es un juegazo!
Sin duda. Cuesta cogerle el tranquillo, pero si se le da la oportunidad que merece atrapa sin remisión.
El fin de semana lo estuve jugando un rato y sigue siendo un juegazo!! eso si, puse el emulador de C64 al 200% para que vaya mas fluido 😛
Es una de las muchas ventajas de utilizar emuladores…
Por si fuera poco, en alguna de las versiones del Spectrum, aparecían los créditos del juego en forma de scroll lateral EN EL BORDE. Algo técnicamente increible y que hasta ese momento parecía casi imposible debido a la gren precisión en la sincronización de tiempos que requería.
Jugarlo podrá gustar o no, pero no cabe duda de que técnicamente es una pasada se mire como se mire.