Por Apollyon.
Día 3 de un mes cualquiera del año 1989. Llego del colegio cansado de no hacer nada (aahh, las viejas costumbres jamás se pierden).Tiro la cartera con los libros y me pongo a mirar en mi enorme cajón repleto de cintas; unas TDK, otras cintas originales con software de las compañías punteras de la época. Busco algo que llevarme a mi querido +2A, regalo de comunión de mis padres ante la necesidad de computerizar mi persona e intelecto. Nada. Siempre lo mismo, siempre los mismos.
¡Me aburroooo! ¡Entretenme, capullo!
Ante el desanimo, cargo el Exploding Fist por enésima vez para liarme a mamporros con el mismo tío de siempre, al que he derrotado unas 5.000 veces. Sin demasiado interés juego unos minutos, bocadillo de Nocilla en mano, para rápidamente resetear el +2 y mandar al hospital de la RAM a los pobres karatekas, tan castigados y magullados como siempre.
¡Buff, que aburrimiento! Las 6:30 de la tarde y nada que hacer (por supuesto, hacer los deberes jamás entró en mis planes). Me pongo el abrigo y bajo a la papelería a comprar unas chuches que me ayuden a superar mi anemia softwariana. ¡Ostras! ¡En el escaparate, la Microhobby nueva, la de este mes! Con más velocidad que un jaguar subo a mi casa a pegar el sablazo a mi madre, para bajar con no menos rapidez a por revistita de marras.
«Lo que sea con tal de no hacer los deberes del cole».
Al llegar a mi casa abro con ansiedad el dichoso plástico que me separa de las dos cintas de regalo y del preciado tesoro que para mi supone una lectura interesante. Poco importa que los juegos que esas cintas traen grabados tengan malos gráficos, sean difíciles o simplemente sean demos. ¡Son novedades! ¡Nuevo software que llevarme a la boca! Con ilusión, lo primero que hago es leer la revista (siempre me ha apasionado la lectura, y más si es tan interesante) Por mi impaciencia e ímpetu juvenil lo primero que leo son las críticas a los nuevos juegos. ¡Vaya, Batman the Movie comentado! ¡Pues tiene buena pinta! ¡Qué casualidad, si viene una demo en la cinta! A ver qué tal es… Lo pongo a cargar y mientras tanto sigo leyendo la revista.
Mentira, no puedo seguir leyendo, la impaciencia me corroe. Estoy ilusionadísimo. ¿Cómo será? ¿Hará justicia a la peli? ¿Y el Michel Fútbol Master este? ¿Será como el Tehkan World Cup que tanto me gusta? ¡Ojalá, así no me gastaría tantas monedas en esa dichosa recreativa! A ver, a ver… ¡Ya ha cargado! Redefino las teclas rápidamente, de ahí mis nociones de mecanografía. Ahora solo el start game separa mi ficción de la realidad.
La diferencia entre start game y game over.
Qué tiempos ¿verdad? Pues hasta hace poco los echaba de menos… Ahora no. ¿Por qué? ¿Qué hace que un devorador de software y de revistas de informática tenga tanta ilusión con 22 años como cuando tenía 9?
Muy fácil: el saber que hay gente con ilusión, gente que no deja morir un sistema porque el odioso progreso así lo imponga, gente que aún adora su ordenador y trabaja con él, gente que parece haber firmado un pacto de fidelidad con esa máquina, gente que prefiere jugar al Bomb Jack antes que al último Resident Evil. En resumen, saber que hay gente que desarrolla software para Spectrum, gente que hace páginas sobre el Spectrum y gente que todavía ama el Spectrum. Para todos vosotros va este pequeño flashback. ¡El Spectrum vive!
Dedicado especialmente a Tbrazil, Digital Experience, NoP, Radastan y a la peña del canal #spectrum del IRC Hispano.