Esto… Bueno, algo parecido. Es posible que un ordenador portátil moderno sea lo más parecido (al menos en su aspecto externo) al Sinclair Pandora, el laptop que Sir Clive deseaba poner a la venta en 1986. Porque ese año, mientras empresas como IBM vendían cosas como estas:
Sinclair pretendía a lanzar al mercado esto:
Durante su carrera empresarial Tito Clive ha tenido tres obsesiones principales: la TV en miniatura, el coche eléctrico y la tecnología de pantalla plana, aplicable a la propia TV o a un ordenador portátil. Podría decirse que los éxitos de Clive en el terreno de la electrónica y la informática no eran el fin, sino el medio para alcanzar metas que él consideraba más elevadas. El triunfo de artilugios como el Spectrum no interesaba una mierda, salvo para obtener dinero con el que financiar aquellas obsesiones que a Clive le ponían palote. Junto con el C5 y la TV80, el Mobile Spectrum pretendía demostrar al mundo que Sinclair Research se hallaba a la vanguardia de la tecnología, por delante incluso de los gigantes americanos y japoneses. Aquellos sueños húmedos de Sir Clive acabaron volviéndose contra él, tal como era de esperar, y la venta forzosa de su empresa a Amstrad acabó por destruirlos. Al menos el C5 y la tele de bolsillo tuvieron su oportunidad en el mercado, aunque fuese sólo para fracasar. Por la mala cabeza de Clive a la hora de tomar decisiones, sí; pero también por estar demasiado adelantados a su tiempo. El Pandora ni siquiera pudo pegarse un hostión: Alan Sugar, empresario mucho menos fantasioso y mucho más pragmático que Clive, liquidó el proyecto en cuanto se hizo con las riendas del imperio Sinclair.
Tito Clive era (y es) un inventor antes que un empresario. Eso, junto con su legendaria cabezonería, ha hecho que más de una vez acabe tirando piedras contra su propio tejado hasta terminar hundiéndolo. En el caso del Pandora fue su empecinamiento en utilizar una pantalla CRT plana en lugar de una LCD, una decisión carente de toda lógica excepto para el propio Clive, quien expresó públicamente su convencimiento de que el LCD no tenía futuro (!) en un momento en que este tipo de pantallas ya era capaz de suplir a las tradicionales de tubo catódico con un coste y un consumo de energía menores. El desarrollo del Pandora se convirtió por ello en una pesadilla para los ingenieros, generando toda clase de problemas y retrasos que drenaron las arcas de Sinclair Research de forma considerable.
Nunca sabremos si el Pandora habría tenido éxito en el mercado, al menos con la configuración de “Spectrum portátil” que inicialmente imaginó Clive. Porque al final, y esta es la parte más curiosa de la historia, el Pandora acabaría viendo la luz bajo el nombre y las formas del Z88, una suerte de PDA lanzada en 1988 con dos peculiaridades cuya ironía podría calificarse hasta de cruel: por una parte no era compatible con el PC pero sí con los BBC y otros ordenadores ideados por el que había sido el gran enemigo de Clive durante el primer lustro de los ochenta, Chris Curry; y por otro incorporaba una pantalla LCD de fabricación japonesa. La calidad de la máquina era sorprendente (yo mismo opino que es el mejor ordenador fabricado nunca por Sinclair tras probarlo durante una RetroMadrid), pero por desgracia le faltó la suerte necesaria para triunfar, aunque tampoco fue un fiasco. Al final Sir Clive abrió la caja de Pandora para acabar hasta las narices de todos los males que se encontró dentro y el Z88 sería el último ordenador que comercializó aunque, fiel a su cabezón estilo, durante los últimos años noventa estuvo dándole vueltas a la idea de resucitar el Pandora again en la forma de un portátil barato equipado con Linux, proyecto que no llegó a fructificar.
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