Viene de Un homenaje a Paco Menéndez (primera parte).

Cuando sus compañeros de la compañía Made in Spain decidieron crear la distribuidora Zigurat, Paco decidió marcharse de allí porque no quería convertirse en empresario distribuyendo juegos con sus amigos. Aunque es probable que hubiera obtenido más dinero, decidió seguir con lo que de verdad le gustaba. Recaló en Opera Soft, la casa de software lúdico más profesionalizada de España en ese momento, en la que trabajaban algunos conocidos de los viejos tiempos como “Gonzo” Suárez. Allí fue donde, con la ayuda del estudiante de arquitectura Juan Delcán, del que era amigo desde el colegio, Paco Menéndez se puso a trabajar en lo que sería su siguiente proyecto: una versión en videojuego de la novela El nombre de la Rosa de Umberto Eco.

Ni con el ordenador más potente se podría imitar la cara de Ron Perlman.

Fue en aquella ocasión cuando terminó de aflorar el enorme talento que atesoraba Paco como programador. Trabajando él solo, con la única ayuda de Delcán para diseñar los gráficos, buscó una vez más los límites propios y los de la máquina. En un momento en el que el código de los programas se tenía que pulir a fondo para adecuarlo a los limitados recursos de los ordenadores de entonces, eran tales el afán de superación y la perseverancia que motivaban a Paco que trató de lograr un imposible, intentando que aquel gigantesco juego en el que estaba enfrascado cupiese en solo 64 Kb. Pero esta vez, quizás por primera vez en su carrera, Paco se tuvo que rendir ante la evidencia de lo que no podía ser.

Por fin, tras un año de labor titánica y agotadora, vio la luz La Abadía del Crimen, nombre con el que se tuvo que publicar el juego al no conseguir Opera los derechos de El nombre de la Rosa. De alguna forma Paco Menéndez había logrado su sueño de  programar un juego “de Ultimate”, y así, con las primeras fotos en la mano, La Abadía del Crimen tenía un aspecto que  recordaba mucho al de los juegos Filmation de aquella compañía. Sin embargo el juego del español iba un paso (o varios)  por delante de cualquier cosa conocida hasta entonces, siguiendo la pauta habitual en su creador: la vistosidad de los gráficos en la versión para Amstrad era inaudita; durante la partida resultaría imprescindible interactuar con varios personajes dotados inteligencia propia; y para acabar, el argumento era mucho más elaborado que el de la inmensa mayoría de juegos que yo conocía. Sospechaba que La Abadía del Crimen era un juego adelantado a su época, no sólo porque técnicamente era casi perfecto sino porque, a causa de su temática y desarrollo, parecía destinado a un público mucho más adulto del que habitualmente solía sentarse frente a un ordenador para jugar.

Pude confirmar mi sospecha cuando, hacia finales de 1987, el amigo de un compi del colegio que tenía en casa un Amstrad CPC 6128 con monitor color, compró el juego en una tienda de tantas. Al final acabé en su casa para ver La Abadía en directo y echar unas partidas. Allí estaba yo, sentado en una silla junto a otros cuatro tipos que apenas conocía esperando con impaciencia a que concluyese la carga. Lo que pude ver después me confirmó que estábamos ante un programa técnicamente soberbio, con unos espléndidos gráficos, un uso exquisito del color y un diseño cuidado hasta en el menor detalle. Cuando al fin me senté delante del ordenador y me eché un par de partidas me di cuenta de que, efectivamente, estaba jugando con algo adelantado a su época. El reto que nos proponía La Abadía quedaba fuera de alcance para la mayoría de los jugadores de la época, por lo general niños más acostumbrados a matar marcianos que a rebanarse los sesos pensando. Si a eso le unimos el despiste que producía la peculiar perspectiva “cinematográfica” y sus continuos cambios de orientación…

Por ello La Abadía del Crimen nos dejó un poso de cierta decepción. El más decepcionado parecía el dueño del ordenador, que a buen seguro se había gastado el dinero en algo que no le terminaba de gustar. Me daba la impresión de que, como había hecho yo mismo con algún juego que compré, se dejó llevar por algunos artículos de revistas llenos de pantallas chulísimas. Tras aquello, no me dio la impresión de que La Abadía del Crimen fuese un precisamente un superventas. La crítica lo acogió con un gran entusiasmo (no podía ser menos, el juego era una maravilla) pero parecía estar destinado a un público minoritario. Además sólo funcionaba en un Amstrad o un Spectrum de 128 Kb, y no conocía a mucha gente que tuviese uno de estos en casa. Durante aquellos meses pude por fin conocer el rostro del Hacedor: en la revista Micromanía publicaron una entrevista con Paco Menéndez dentro de la sección “Programadores”. Fue la primera vez que pude ver con mis propios ojos el rostro del autor de Fred, conociendo de primera mano sus opiniones, su historial y su forma de trabajar. También pude probar la versión para Spectrum de La Abadía, que me gustó todavía menos que la del Amstrad porque, a los defectos anteriormente citados, añadía un aspecto gráfico mucho menos vistoso. La paleta de colores elegida para simular las horas diurnas me recordaba mucho a la de Pyracurse, y en principio parecía la más lógica por las grandes limitaciones del Spectrum en ese sentido. Sin embargo el juego de Hewson era mucho más sencillo que el programa español, cuyos diseños eran realmente abigarrados. En tales condiciones, y con la menor resolución gráfica del ordenador, semejante combinación de amarillo y azul  quedaba un poquito fea para mi gusto.

Las comparaciones son odiosas, y a veces también provocan envidia malsana y daños visuales.

Después de eso Paco Menéndez prácticamente desapareció del mapa. 1988 fue su gran año. Su Abadía y su propio talento como programador fueron reconocidos con múltiples premios y alabanzas unánimes, aunque ya por entonces había hecho pública su intención de dejar la programación de videojuegos y nada le haría cambiar de parecer. Deseaba acabar de una vez sus estudios de “teleco” y dedicarse a la I+D. No deseaba seguir vinculado al que hasta entonces había sido su mundo, porque le aburría verse inmerso en una dinámica empresarial que no le agradaba. Además sabía que, con los medios disponibles en ese momento, era prácticamente imposible superar los logros de su último programa. Cuando se retiró sólo tenía 23 años, y aun con tan corta edad había sido capaz de hacer cosas maravillosas, ganándose un huequecito en la precoz historia de los videojuegos. No se supo de él hasta muchísimos años después, en pleno auge de Internet, y fue para que nos enterásemos de que se había muerto.

Para entonces los emuladores habían renovado la pasión por las viejas computadoras de los ochenta, que había permanecido “dormida”, aunque no muerta, esperando una nueva oportunidad. Gracias a ellos hemos podido encumbrar programas que en el momento de ver la luz no llegaron a ser grandes, aunque ya sospechábamos que podían correr esa suerte. Juegos que necesitaban pasar aún la prueba del tiempo para convertirse en clásicos.

La Abadía del Spectrum funcionando.

La Abadía del Crimen es uno de esos juegos que el paso del tiempo ha colocado en su sitio. Crecer y madurar nos ha servido para descubrirlo en toda su dimensión, tras haberlo despreciado cuando éramos críos. Después de muchísimos años, y echando mano de un emulador de Amstrad CPC para PC, volví a cargar La Abadía del Crimen para jugar una partida. Y esta vez sí que pude valorarlo como realmente se merecía.

Paco Menéndez lo había logrado: había conseguido que su obra tuviese el reconocimiento que merecía, aunque fuese al cabo de muchos años. Hoy sus juegos se han convertido en joyas atemporales del software de entretenimiento, en obras inmortales. Y como tales han hecho inmortal a su creador. La legión de seguidores que adora sus programas crece cada día, incluyendo en ella incluso a nuevas generaciones de chavales que no llegaron a vivir la época de apogeo de los 8 bits. Mientras tanto los remakes de su obra contribuyen a agrandar su leyenda. Seguro que el bueno de Paco jamás se lo habría imaginado.

11 thoughts on “Un homenaje a Paco Menéndez (segunda parte)”
  1. Una de las características de Paco en la que coinciden casi todos los textos que he encontrado sobre él, es que era una persona solitaria, poco conocida, aunque muy amable y entregada (aquello de que prefería el reconocimiento al dinero). De hecho, no se sabe mucho sobre su vida como programador, salvo quienes lo conocieron de cerca.

    No obstante, lo más misterioso de todo es su vida tras dejar el mundo de los videojuegos. Desde el año 88 hasta su suicido en Sevilla a finales de los 90, prácticamente no se sabe nada. Pero nada, nada. Esta falta de información ha sido descrita como un telón, un muro, que sólo ha contribuido a engrandecer su figura misteriosa (probablemente el adjetivo que más se le atribuye además de genio). Con la salvedad de una referencia periodística y creo que un artículo en la prensa escrita un año o dos antes de su suicidio, no hay nada. De hecho, fue así cómo nos enteramos de su misteriosa «memoria matricial inteligente».

    ¿Qué fue de Paco a partir del 88? Sabemos que terminó la carrera de «telecos» pero, ¿y después? ¿Dónde trabajó? ¿Se casó? ¿Se divorció? ¿A qué dedicó su interés? Luego viene el asunto de su investigación. ¿Qué ocurrió? ¿Dónde buscó financiación? ¿Qué avances hizo con esa memoria matricial? ¿Qué problemas encontró? ¿Por qué no resultó como él esperaba? ¿Que decisiones tomó? ¿Realmente se endeudó tanto? ¿Qué le llevó a arrojarse por la ventana?

    Y respecto a sus investigaciones, ¿dónde está el material? ¿Su familia lo tiró? ¿Lo guardó? ¿Hay papeles, disquetes, CDS, correos guardados? ¿Dónde quedó su obra inconclusa? ¿Murió con él? Su hermana, según un artículo, dijo que nadie esperaba tan luctuoso desenlace.

    Hay mucho misterio respecto a su persona y, lo que es peor, hay gente que no quiere que se indague. Su recuerdo está tan engrandecido (con motivo, de acuerdo) que algunos parecen tener miedo de indagar y descubrir algo que no les guste. Algo parecido a lo que sucedió con Einstein y su secretaria (responsable de la imagen deforme que tenemos del físico). De hecho, hablar de su muerte es tabú en algunos foros, y no son pocos quienes no quieren que se investigue acerca de lo qué le ocurrió ni que se le mencione salvo para alabarlo. La palabra «morbo» surge inmediatamente para argumento para censurar la biografía de un genio sin igual.

    Personalmente creo que, cada año que pasa, su figura es más enigmática y saber lo que le ocurrió será cada vez más difícil. Pero también quizás, cuando su muerte se enfríe aún más, se pueda indagar y descubrir qué creaciones, qué investigaciones, a qué conclusiones llegó este genio sobre sí mismo y sobre su trabajo. Sea lo que sea, seguro que será apasionante.

    Mientras tanto, tendremos que seguir conformándonos con las poquísimas fotos que hay de él, las escasas declaraciones que hizo y las historias que circulan por Internet (sujetas a peligrosas deformidades por causa del boca a boca y la falta de documentación).

    Por cierto, que el programa de radio Fase Bonus entrevistó a Juan Delcán no hace mucho (2010). Aunque no revela gran cosa sobre «La abadía del crimen», sí que aporta algunos datos curiosos sobre su creación. Aquí os dejo el MP3 (Fase Bonus 1 x 28):
    http://www.ivoox.com/fase-bonus-1×28-audios-mp3_rf_278112_1.html

    Un saludo y enhorabuena por el homenaje.

  2. Gart: Lo que dices es interesante. De hecho, cuando me planteaba escribir esta serie de artículos me hacía algunas de las cuestiones que tú haces en el comentario, y pensaba en una tercera parte que indagase en la vida de Paco tras dejar los videojuegos. Hice algunas gestiones al respecto para tratar de contactar con gente que hubiese tenido alguna relación con Paco durante los años noventa, pero no llegaron a fructificar y el artículo se quedó reducido a dos partes, que tampoco está mal ¿no?

    Aquello fue en la primavera – verano de 2003, cuando no existían muchas de las facilidades que existen hoy para obtener información y la noticia de la muerte de Paco estaba casi reciente, merced a ese «secretismo» del que hablas. No deja de resultar curioso lo que comentas, en el sentido de que casi ocho años después e, insisto, con los medios actuales, ese secretismo que rodea a nuestro personaje permanezca casi intacto. Sorprende que a estas alturas no haya surgido nadie dispuesto a desvelar esos misterios. Supongo que a fin de cuentas Paco no era un personaje conocido, el mundillo de la retroinformática no es Sálvame Deluxe y por tanto pasta, lo que se dice pasta, no hay :p

    Ya había escuchado esa edición de Fase Bonus en su momento. Gracias de todos modos por el enlace.

    Y gracias por tu comentario y por tus interesantes apreciaciones.

    Un abrazo:
    Leo Rojo

  3. Buenas tardes desde Filipinas (cosas del trabajo)
    Lo que dice Grant es totalmente cierto. Simplemente no se pude descubrir nada más a parte de lo poco que se sabe. Y efectivamente en muchos foros está “prohibido” tocar el tema.
    Pero por otro lado quizás no haya nada más que saber. Paco fue un genio, alguien que se adelanto 10 años a su época. Es más, y sé que esto va a sonar exagerado,La abadía me parece mucho mejor que el 90% de los juegos que conozco, incluidos los de plataformas como PS3. Los juegos de 8 bits tenían una magia que se ha perdido. Y la abadía mucho más.
    El mundo de los videojuegos se ha ido desarrollando. Hacer un buen video juego puede llevar mucho más tiempo que una buena película. Los guiones de los videojuegos pueden superar con mucho al de una película. Por lo tanto, si rendimos culto a directores y actores, me parece justo que se reconozca también a figuras como el señor Francisco Menéndez. Un verdadero artista.
    Y a partir de ahí que más necesitamos saber? Pues no lo sé, no sé que quiero saber o encontrar acerca de Paco. Quizás estas “ansias” de buscar son una formar de protestar, de no querer aceptar que esa genial época pasó, que no habrá un “abadía 2” .
    Un saludo

  4. Mario: ¿Desde las Filipinas? ¡Joder, no creo que nadie jamás me haya leído desde tan lejos! ¿Por trabajo? Pse, espero que no se trate de algo semejante a lo de R. Lee Emrey, el famoso sargento Hartman de La Chaqueta Metálica, que después de combatir en Vietnam y antes de ser actor regentaba un prostíbulo allí… :p

    Otro comentario interesante el tuyo. Hace unos día hablaba con un compañero de trabajo sobre que los videojuegos «mainstream» se deberían denominar franquicias, así directamente. Sin duda es por eso que estamos viviendo un notable auge de los videojuegos indie, a semejanza de lo que ocurrió en el cine durante el primer lustro de los años 90. La gente se está cansando de que le vendan los mismos juegos una y otra vez pero con un lavado de cara gráfico. Es ridículo.

    Y es una verdadera pena que muchos de quienes hicieron posible este gigantesco mamotreto que es el mundo actual de los videojuegos, no reciban los homenajes que indudablemente merecen.

    Un abrazo. Y confío en que por Manila haga menos frío que por aquí :p

  5. Jajaja, no no mi trabajo es mas “normalito”. Trabajo como financiero, pero no sabía la historia de R. Lee Emrey. No te acostaras sin saber una cosa más…
    Pues la verdad que llegué a tu página por casualidad, pues me interesa mucho la retroinformatica. Pero aquí viene lo mejor… yo no tuve spectrum yo era de Amstrad , en concreto del CPC 464. Mis amigos de Spectrum siempre me decían que el suyo tenía mejores gráficos, yo me defendía diciendo que el mío tenía mejores colores, lo mejor de todo es que tenía el monitor de fosforo verde!. Imagínate la variedad de colores que yo veía!! . Pero no te creas, ahora estoy intentando hacerme con una Spectrum 48K
    En fin, una época gloriosa, nunca he disfrutado tanto con ningún otro ordenador o consola. Made in Spain, Dinamic, Opera, Topo… Entre mis juegos favoritos, por supuesto Abadía del Crimen, Goody, Target Renegade, Three weeks in Paradise, Firelord, Last Ninja, Gremlins (aventura conversacional) …
    Por cierto, también me interesan mucho las famosas Game&watch. Podrías algún día escribir un artículo sobre las predecesoras de la DS. De hecho el diseño de la DS es exactamente igual ( un poco mas grandes) a las Game&watch de doble pantalla.
    Un abrazo

  6. Mario: Sobre el tema del «retrofandom» se ha escrito y se escribirá mucho. Yo también tenía mis más y mis menos con los poseedores de otros sistemas, con los que a veces había auténtica rivalidad. Lo cierto es que defender el Spectrum ante su competencia (casi siempre mejor) era bastante complicado :p.

    El tema de las Game & Watch se sale un poco de la jurisdicción de esta web, pero podría rebanarme los sesos y buscar alguna excusa para hablar de ellas aquí. Mientras tanto, hay algunas páginas en castellano que le han dedicado un hueco interesante. Sólo hay que tirar de Google o de Retroinvaders. En su momento yo tuve un par (más alguna prestada por amigos) antes de tener el Spectrum.

    Un abrazo.

  7. Yo trabajé en Teice Control con Paco y otros muchos, de los que tengo estupendos recuerdos. Allí aprendí mucho de lo que es desarrollo software en equipo.

    Saludos.

  8. Fortu: Bien podrías comentarnos más cosas al respecto de aquella experiencia, que seguro resultará interesante.

  9. Bueno, lamento no tener mucho que contar. He tenido suerte en mi vida personal y profesional en tratar con algún genio como en el Paco. Teice se dedicaba a dotar a edificios e instalaciones de software y hardware para control y monitorización de sensores que se instalaban por el edificio para cuestiones de seguridad casi siempre. No me gusta/aba demasiado la denominación edificio inteligente, ni creo que a otros de la empresa, porque realmente ni el software, ni el hardware y menos aún el edificio tenía ni de lejos ese tipo de capacidad. Supongo que era una cuestión de marketing de un mercado en el que por entonces había pocos «players». Sí que se hacían cosas interesantes en cuanto a software. A mi me marcó mucho por ejemplo el poder usar un depurador post-mortem que por entonces tenía el entorno de programación de Modula 2 que usaba. También se programaba en C y tuve la ocasión de ver uno de los pocos compiladores de Ada.
    Quizá lo que más «valía» de la empresa era el equipo y Paco a pesar de todo, y a pesar que sabíamos de sus logros anteriores, no se comportaba de manera especial, ni presumia de ello.
    Luego tuve que dejar la empresa cuando llegó la crisis y años después creo que fue comprada por la competencia (Honeywell me parece).
    Saludos.

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