Como una imagen vale más que mil palabras, empecemos por ahí:

A finales de 1981 Sinclair andaba inmersa en el desarrollo del ZX Spectrum, y entre las varias empresas subcontratadas para ello estaba Nine Tiles Inc. Encargada en su momento de crear el BASIC de los ZX-80 y 81, recibió la solicitud para hacer lo propio con el de su sucesor. Fiel a su legendaria racanería, Sir Clive quería gastar lo mínimo imprescindible en la nueva máquina y Steve Vickers y Richard Altwasser, los dos hombres responsables de llevar el proyecto a buen término a niveles de hard y soft, tuvieron que partirse la cara con él para convencerlo de algo tan obvio como que es imposible comprar duros a peseta. También a nivel de código, donde hasta casi última hora, prevaleció la opinión del jefe de que lo que había servido para el ZX-81 serviría también para el Spectrum con muy pocos cambios. Pero resultó que no. Si quería evolucionar el ZX-81 para convertirlo en algo parecido a un ordenador de verdad, tendría que aflojar la mosca (un poco, al menos) para implementar mejoras en el BASIC y el software de la ROM.

Y en un momento dado recibieron lo que estáis viendo aquí: un prototipo del Speccy para poner a prueba sus ideas. Sobre una placa en un estado de diseño muy primigenio, alguien conectó un teclado improvisado que está montado como si fuese un Lego, colocando teclas sueltas sobre una plancha metálica. Y sobre estas pegó luego los comandos, escritos con bolígrafo en trozos de papel.

Detalle de la placa base del prototipo.

Un montaje de lo más artesanal (e incluso más: conozco a gente capaz de construirse un ordenador casero con mucho mejor aspecto), pero que funcionaba y permitió «pulir» las aristas del software del Spectrum antes de su salida al mercado, en abril de 1982. De hecho, este prototipo continuó utilizándose hasta unos meses después, en que fue definitivamente desenchufado y guardado en un cajón para desaparecer en la noche de los tiempos.

Hasta hoy. Resulta que dos antiguos empleados de Nine Tiles, Kate y John Grant, lo han tenido guardado por ahí durante todos estos años y ahora se lo han cedido al Centro de Historia de las Computadoras de Cambridge, donde será preservado para la eternidad. La historia completa de este fabuloso hallazgo podéis leerla aquí y, ya puestos, alucinar con el inventario de artefactos Sinclair del museo, que incluye entre otras joyas un prototipo de su primer ordenador (el MK14) o un Spectrum y un QL firmados por Rick Dickinson.

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