Esto viene a cuento de nuestro post sobre el trigésimo aniversario del «coche» de Sinclair y el artículo donde glosábamos su historia y dábamos cuenta de sus numerosos defectos. En resumen, si alguno de ustedes es afortunado propietario de uno de estos chismes y no para de quejarse por su escasa velocidad punta, su falta de autonomía y su «invisibilidad» para el resto del tráfico por culpa de su escasa altura, encontrará en la foto adjunta la solución definitiva a todos sus problemas.