“Qué desangelado está esto ¿no?”. Eso fue lo primero que dijo mi novia nada más atravesar la puerta de entrada del Centro Cultural El Greco para asistir a una nueva edición de MadriSX & Retro, renombrada a partir de 2008 como RetroMadrid de forma más que acertada. El cambio en el nombre del certamen, que realmente se echaba en falta desde ediciones anteriores, marca sin duda un antes y un después en el devenir de la feria retroinformática más importante de España. Desde el punto de vista publicitario por ejemplo, el nuevo nombre es mucho más “pegadizo” y fácil de recordar, lo que sin duda facilitará el darlo a conocer entre la gente y los medios.
Nosotros, al igual que hicimos el año pasado, decidimos aparecer por allí a eso de las dos de la tarde, con la intención de comer algo para coger fuerzas antes de visitar palmo a palmo la exposición. Diversas circunstancias motivaron este año la ausencia de algunos expositores habituales en anteriores citas. El hueco físico se notaba especialmente en el centro del pabellón, donde otrora estuviera el stand de Oldcomput, que ahora estaba ocupado por un puesto de venta de camisetas y el stand de Computer Emuzone Games Studio, notablemente reducido respecto al del año pasado. Esto, junto a la falta de visitantes por la hora tan “crítica” a la que aparecimos, dio como resultado que el aspecto general no fuese el que cabría esperar. Cuando por fin le dimos un primer voltio a la Retro, vimos que las novedades eran más bien pocas y poco reseñables, tanto a nivel de hardware como de software, por lo que la sensación de “esto ya lo he visto” era palpable al menos entre nosotros.
¿Quiere esto decir que la “primera” edición de RetroMadrid fue un fiasco? Rotundamente no. Para empezar, y por sorprendente que pueda parecer tras leer los dos párrafos anteriores, la afluencia de público fue masiva y se pulverizaron todos los registros de visitantes: cerca de 700 personas acudieron a visitar el tinglado. El éxito a este nivel se notó durante el transcurso de la tarde, hasta el punto de que poco antes del cierre resultaba difícil moverse por el pabellón, y eso que parecía haber más sitio libre que el año pasado. En general la gente se lo pasó bastante bien, y en particular mi amigo Germancho disfrutó como un enano en su “estreno” con RetroMadrid.
Gominolas, el puto rey
Si alguien destacó por encima de todos (y de todo) en RetroMadrid 2008 ése fue César Astudillo, más conocido entre los “retrofans” hispanos de la informática por su nombre de guerra, Gominolas. Su presencia fue confirmada a última hora por los organizadores, que pudieron “pescarle” para impartir una conferencia sobre la creación de música en los micros de 8 bits. A día de hoy, las opiniones sobre el talento del que fuera «compositor oficial» de Topo Soft suelen estar divididas, pero la opinión de que este tío es un crack como conferenciante y como persona fue unánime entre quienes rondaron por El Greco aquel sábado de marzo.
En las tres ocasiones en que hemos visitado la Retro hasta ahora contando esta, nunca habíamos asistido a las habituales conferencias que tradicionalmente aquí se imparten, bien por falta de interés o de tiempo. Nos estrenamos en 2008 y de qué manera, porque la conferencia de Gominolas superó, y con mucho, al resto de actividades programadas para aquel día. César no se limitó a sentarse frente al auditorio y soltar su rollo como el que recita de memoria una lección durante un examen oral, no. De pie frente a la pantalla del proyector, se movía, se agitaba y “vivía” sus exposiciones comportándose casi como un showman televisivo. No sólo supo impartir una conferencia interesante, con unas explicaciones técnicas aptas para todo tipo de público, si no que resultó ser un cachondo que desbordaba sentido del humor por los cuatro costados. El llenazo estaba cantado de antemano habida cuenta de la fama que precedía al conferenciante, uno de los pocos personajes (y el único español que yo recuerde) que se dedicaron en exclusiva a hacer música para videojuegos durante la época dorada de los 8 bits. Nosotros mismamente tuvimos que sentarnos en el suelo porque llegamos en el momento justo de comenzar, y ya para entonces no había una sola silla libre. Pero el público, con silla o sin ella, se lo pasó en grande, y las carcajadas generales que en ocasiones soltábamos debieron de escucharse por todo el pabellón, aunque la puerta de la sala de conferencias estaba cerrada. Concluida su conferencia, “Gomi” contribuyó a engrandecer un poco más la magnífica impresión que había dejado entre el personal, charlando animadamente con todo aquel que quisiera y firmando autógrafos. Pues eso: el puto rey, amigos.
Por si os quedaban dudas, aquí podéis ver completa la famosa conferencia. Son poco más de 50 minutos, pero os garantizo que lo pasaréis muy bien, a pesar de la imagen un poco oscura.
Sensaciones finales
Si RetroMadrid fuese un plato de comida que acabase de degustar, ahora mismo sólo se me ocurriría una frase para definirlo: ligeramente amargo, pero con muchos matices dulces. En mi opinión, las marcadas ausencias no pudieron ser compensadas por el resto de expositores, y se notó la falta de novedades realmente llamativas que sí hubo otros años. Puede que algunos entiendan que hubo “pinchazo” a pesar de Gominolas y de los casi 700 asistentes al evento. ¿Hemos dicho “pinchazo”? Repetimos por si alguien no se ha enterado todavía: casi 700 asistentes, lo que para una feria de este calibre es un resultado a todas luces excepcional. En todo caso prefiero mirar las cosas con un optimismo general, porque la conclusión que saco es que estamos ante un nuevo comienzo de nuestra feria retro más veterana, popular y querida. El cambio de denominación es todo un acierto que abre las puertas a una mayor “globalización” del evento en futuras ediciones. El video de Duke Nukem 3D proyectado en pantalla gigante es una clara indicación de hacia dónde pueden ir los tiros; ya es hora de que los organizadores empiecen a incentivar mayor presencia en la feria de otras facetas del vintage informático que hasta ahora habían pasado más o menos desapercibidas, como por ejemplo las videoconsolas posteriores a los años 80 o el abandonware de PC, fenómenos ambos que empiezan a cobrar fuerza. Por fortuna este mundo no se acaba en el Spectrum o el Amstrad CPC, aunque nunca dejen de ser nuestros cacharros favoritos.
Pero lo más importante de todo es que la Retro sigue molando y me sigue molando asistir, porque sigo viendo buen ambiente y diversión sin complicaciones. La organización estuvo espléndida, como siempre, y el tinglado que montaron volvió a ser una vez más de primer nivel teniendo en cuenta las características del certamen. Es verdad que hay cosas que mejorar y que se pueden mejorar, como en todo, pero el tinglado funciona, y sigue manteniendo mucho potencial para atraer nuevos adeptos a su redil, lo que es sin duda una señal de buena salud. Mi amigo Germancho ya está deseando que llegue la Retro 2009, y huelga decir que nosotros también.
Si quieres ver las fotos que sacamos aquel día puedes pinchar aquí.