Aunque se trate de un lanzamiento de finales del pasado 2014, ahora que el ZX-81 cumple treinta y cuatro años es el momento ideal para disfrutar con Rebound, el nuevo juego de Bob Smith, programador que en los últimos tiempos se ha especializado en exprimir al minúsculo artefacto de Sinclair más allá de cualquier límite conocido. En esta ocasión, salta a la vista qué limite se ha pasado por el forro:

Para quienes aún no lo sepan, el ZX-81 no puede generar gráficos en color. Entonces ¿cómo ha conseguido Bob tan impresionantes resultados? La respuesta tiene truco: utilizando Chroma, un periférico que expande el limitado hardware del ordenador… permitiéndole mostrar gráficos en color. Algunos dirán que «así cualquiera» y que el trabajo del programador carece del mérito ganado en otras ocasiones. Que esto es como cuando alguien quiso añadir 256 colores a los juegos del Spectrum, haciendo que juegos y máquina perdiesen todo su encanto. Puede que tengan razón, pero entretanto Rebound no deja de ser un adictivo «machacaladrillos» bastante potable teniendo en cuenta el engendro al que va destinado, recordando por aspecto a los primeros juegos de su clase aparecidos al final de los setenta para chismes como las videoconsolas Atari VCS o los primeros Apple, pero sin sonido. Además funciona en emuladores y por supuesto también «a pelo» en un 81 sin Chroma, aunque necesita estar ampliado a 16 Kb de RAM (pedir que esto corra con el kilobyte de memoria original ya es demasiado), así que los puristas del blanco y negro no tienen excusas.

Estos talifanes del 81 se pasan las noches pegados él sin importarles las consecuencias.

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