A pocos les caben dudas de que 1984 es un año especial. Para la mayoría de la gente este año estará ligado para siempre a la obra maestra de George Orwell; para los aficionados al Spectrum, sobre todo los españoles, ése será el año de Microdigital Soft, más conocida por todos como Dinamic, que duramte la primavera – verano de aquel 1984 comenzaba a publicitarse en las revistas de informática con unos anuncios bastante discretos.
Poco imaginaba yo por aquel entonces, mientras veía a Corbalán y compañía en su sorprendente camino hacia la final de básket de los JJ. OO., que asistíamos al nacimiento de la creadora de software de entretenimiento más importante en la historia de España junto con Pyro Studios. Los hermanos Ruiz sólo necesitaron de poco más de un año para convertir un negociete casero en la empresa española de videojuegos por excelencia. La comercialización de Profanation a mediados de 1985 marca sin duda el inicio de la auténtica edad de oro del software español; un periodo que desde ese 1985 hasta 1988 estuvo marcado por una inusual concentración de grandes lanzamientos, muchos de los cuales salieron de la mítica Mansión Dinamic o de alguno de los grupos de programación o «freelancers» a quienes los Ruiz tomaron de la mano.
Los juegos de Dinamic siempre destacaron por sus espectaculares pantallas de carga, muchas de las cuales exprimían a tope las posibilidades gráficas del Spectrum. La de Phantis, obra de Javier Cubedo, es un claro ejemplo.
La historia de Dinamic es la de una de las últimas aventuras románticas del mundo de los videojuegos: la de tres chavales que creyeron posible hacer negocio con una faceta de la informática que entonces pocos se tomaban en serio, porque el ordenador todavía era visto como un instrumento de trabajo, no de asueto. Empezaron virtualmente sin nada, copiando y etiquetando las casetes de sus juegos ellos mismos para venderlas luego por correo. Todo desde su casa, por supuesto. De ahí a unas oficinas en pleno centro de Madrid, en el que a día de hoy sigue siendo uno de los edificios más altos y emblemáticos de la ciudad. Y hasta ahora, porque en ello siguen después de un cuarto de siglo. Dinamic ya murió pero su esencia (o al menos una parte de ella) sigue viva. Y por supuesto nos quedan sus juegos.