Conocí la existencia de Excalibur (QLS, 1985) gracias a la revista ZX, que le dedicó una crítica de la que no salía precisamente bien parado. Entonces nadie sabía lo que era un FPS, pero tal vez estemos ante uno de los primeros ejemplos de FPS en el sentido que casi todos le damos al término, que no es otro que el de Doom y sus innumerables sucesores y clones.
Por eso y por comentarios del crítico como “la sangre salpica hasta el monitor” siempre quise probarlo pese a su pobre valoración. Con sus defectos, el hecho de poder verte a ti mismo convertido en caballero y repartiendo espadazos a tipos como tú, a los que veías frente a ti a través del yelmo con el que te cubrías la pelota, tenía que molar sí, sí o sí. Pero hubieron de transcurrir décadas hasta entonces porque jamás pude conseguir una copia, y cuando en los años noventa descubrí algo llamado “Internet” y una clase de programas llamados “emuladores”, resultó que el juego se había perdido. Literalmente: catalogado como Missing In Action (o M.I.A. para abreviar), no estaba disponible en ninguna parte. Nadie tenía una copia física desde la que poder recuperarlo y subirlo a la Red. Hasta que al fin una persona comunicó que había localizado una cinta con el programa, rescató el susodicho y lo compartió a través de las páginas más importantes dedicadas entonces al Spectrum, como Computer Emuzone.
Ni que decir tiene que corrí de inmediato a bajármelo. Aunque siempre me hice una idea sobre lo que iba a encontrarme, seguía teniendo ganas de probarlo a ver qué tal. Y no me decepcionó, en el sentido de que era lo que siempre temí. A priori la cosa no pinta mal: como supuesto hijo del mítico Rey Arturo, tu misión consiste en empuñar su espada Excalibur para luchar contra nueve caballeros (a los que se conoce como “Caballeros Negros”) que amenazan con destruir Inglaterra sembrando a su paso el caos y la desunión entre los súbditos de Su Majestad. Hemos de suponer que bien podrían ser escoceses.
Scotland Forever.
Pero la puesta en escena es un puto desastre. Lo de la perspectiva FPS style inicialmente tiene su aquel pero más allá todo es, en palabras lisas y llanas, una mierda. No llega al nivel de “puta mierda” porque los gráficos, aun siendo MEH, son más o menos pasables. Pero nuestros rivales tienen todos el mismo gráfico y color de armadura, el decorado tampoco cambia y el movimiento es inexistente además de un embuste (las instrucciones rezan que según la tecla de dirección que pulses se ejecuta un determinado movimiento, pero todos se ven igual). Todo se reduce a arrear espadazos a nuestro contrincante hasta que un conjunto de píxleles rojos nos indiquen que podemos pasar al siguiente, lo que sucede sin solución de continuidad. Y así hasta acabar con los nueve, que el juego vende como “nueve niveles de dificultad distintos” de un modo que recuerda al de cualquier emprendedor español al uso, con sus conductas privativas tendentes a la estafa, el engaño y el timo. La poca o nula vergüenza, en resumen.
Lo mejor llega al final, cuya descripción me guardo para que lo veáis vosotros mismos a modo de sorpresa. Aunque el juego es en principio para Spectrum de 48 Kb, funciona también en los de 128 y en consecuencia subo dos partidas, para que observéis los detalles que diferencian el final en ambos casos. Ah, y los nombres de los Caballeros Negros… Esos nombres… Pago cena en restaurante de lujo a quien le ponga a su hijo el nombre de Zurulastro.