Cumpliéndose más o menos por estas fechas el veinticinco aniversario de su publicación, considero más que oportuno rendir cumplido homenaje al juego que supuso la culminación de un género que disfrutó de su mejor época a mediados de los ochenta. Un reinado corto pero suficiente para dejar huella:

Allá por marzo de 1987, Ocean Software publicaba Arkanoid a través de su subsidiaria Imagine. Con él logró todo un hito eclipsando en popularidad a la máquina recreativa de la que procedía. Las conversiones de coin ops japonesas estaban de moda, pero chocaban con las limitaciones de los ordenadores personales y casi todo el mundo seguía gastando monedas en las máquinas del bar. Arkanoid rompió esa barrera y su enorme éxito se tradujo en una especie de efecto dominó: de repente el mercado se inundó de clones basados en lo que no era sino un remake de un juego programado en los setenta por Steve Jobs. El lanzamiento de Arkanoid II poco más de un año después acabó con el goteo: era tan bueno que no valía la pena intentar superarlo. Ni siquiera con la llegada de máquinas más potentes, el género del “machaladrillos” repitió aquel corto periodo de esplendor y aun hoy Arkanoid II es seguramente el mejor juego de su clase que nunca se haya visto ni se verá jamás.

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3 thoughts on “La segunda en la frente”
  1. buenisimo! de vez en cuando lo juego, me gusta mas la versión para zx. la juego en mi maquinita y en el dingoo tambien. que tiempos aquellos, pocos bytes y mucho cerebro.

  2. Una puntualización sobre la mitificada figura de Steve Jobs. El nunca programó el Pong original de Atari (de hecho ni siquiera sabía programar). Lo que hizo fue llegar a un acuerdo con Steve Bushnell para que si conseguía reducir el número de chips de la placa de Pong le daría $100 por cada componente que consiguiera eliminar. Cómo el de electrónica no sabía mucho, convenció a su amigo Steve Wozniak para realizar el trabajo por él (cosa que consiguío).

    En definitiva Steve Jobs era muy listo, pero de genio de la informática… cero patatero.

  3. Cierto. Yo también soy de los que opinan que Jobs era un gran vendedor… de humo. Como Bill Gates, otro tío con más habilidad para vender que para programar. Sobre Jobs, el gran Neil Young contaba que una vez estuvo en su casa y en el salón el tío tenía un tocadiscos en lugar de un iPod o algo somilar…

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