Cuando hace un par de años publiqué en esta santa web un artículo sobre la revista Micromanía, un lector me envió un interesante email en el cual afirmaba que el número de diciembre de 1986 le parecía el mejor en toda la historia de esta longeva publicación. Según él, éste reflejaba fielmente el trimestre más glorioso del software europeo, que encuadrado en lo que yo mismo he denominado en ocasiones como “trienio dorado” (1985 – 88), abarcaba desde noviembre de 1986 a enero de 1987.

Aunque tal afirmación pueda resultar un tanto aventurada, hay que reconocer que tampoco constituye un descabello. En los últimos dos meses de 1986 salieron a la calle un buen número de videojuegos que hoy están entre los mejores de la historia, y resulta francamente complicado encontrar otro periodo con tal concentración de grandes lanzamientos. Y eso que el 86 fue en conjunto un gran año para el software de entretenimiento europeo. Aquella Micromanía ilustró como ninguna otra revista ese periodo glorioso entre presentación de novedades, futuros lanzamientos, comentarios y “destripes”, convirtiéndose en uno de los ejemplares con más “magia” de la revista.

Poker de ases. La portada de la revista ya promete emociones fuertes.

En diciembre de 2006 se cumplen veinte años de la llegada a los quioscos de este mágico número de Micromanía, y conste que para mí esa magia no tiene nada que ver con las Navidades porque nunca me he tomado la Navidad demasiado en serio. Agnóstico y descreído de casi todo, considero una vergüenza que miles de descerebrados se lancen al despilfarro para honrar a su “Dios” (aquí el que quiera puede sustituir la palabra “Dios” por “centro comercial”) mientras la mayoría de la gente se muere de hambre. No obstante, cuando se acercaba el periodo navideño esperaba con ganas la salida de la Micromanía de turno, pues los ejemplares navideños, los de diciembre y enero, solían ser los mejores del año. En ellos Hobby Press ponía toda la carne en el asador, dado que estos dos meses siempre han sido mimados por las casas de software, muchos de cuyos mejores lanzamientos se suelen dejar para esas fechas por evidentes motivos comerciales. Esto impregnaba a las Micros de aquella época, quizá un poquito menos pesetera que la actual, de un encanto indescriptible, hoy acentuado más si cabe gracias al inclasificable olor a “añejo” que adquiere el papel de estas revistas con el paso de los años.

Y sí, puede que el ejemplar de diciembre de 1986 sea el más “mágico” de todos los publicados en los más de 20 años de revista que llevamos. Porque resulta francamente complicado ver otro ejemplar con tanto clásico junto en tan pocas páginas (90 incluyendo publicidad). Ya desde la portada podemos sentir que no estamos ante un ejemplar corriente, y según avanzamos en la lectura esa sensación se incrementa sin pausa con textos muy bien escritos, presentaciones sonadas como la de Opera Soft y su Livingstone supongo, o el mítico reportaje sobre los próximos lanzamientos de Dinamic, así como artículos ya clásicos dentro de la sección “Patas Arriba” como el de Antiriad, que constituye tal vez una de las mejores y más absorbentes “novelizaciones” publicadas durante la Primera Época de la revista. En Hobby Press era práctica común entre los redactores indicarte los pasos precisos para acabar un juego mediante una especie de relato corto, cuento o similar, y aunque hay que decir que muchas veces el resultado era un poco ridículo (ejemplo: el “Patas Arriba” sobre Alien Highway publicado en la Micromanía de septiembre de 1986), con ocasión del Antiriad la cosa quedó muy bien. Tal vez influyese en algo la existencia previa de un cómic, pero el caso es que aún hoy me gusta mucho leerlo.

Esta es la lista de juegos recogida en el reportaje dedicado a los futuros lanzamientos de Dinamic: Army Moves, Game Over, Freddy Hardest, Dustin y Fernando Martín Basket Master. Casi nada.

Hace unos días, cuando comencé a darle vueltas a la idea de escribir este artículo, aproveché para desempolvar aquella revista una vez más y leerla de cabo a rabo. La conservo impoluta, casi como el día en que fui a comprármela en una papelería muy cercana a mi casa. La experiencia podría compararse con la de ver una buena película (de esas que nunca te cansas de ver de buenas que son) y me lo pasé tan bien como me lo paso siempre que leo una de estas revistas, solo que la que nos ocupa es, si cabe, más especial que las demás. Es posible que no estemos ante la mejor Micromanía de la historia, pero diría que poco le falta, y comparada con otras publicaciones de aquel periodo que también poseo o he ojeado, ésta es sin duda la que mejor captó la esencia de aquel “trimestre dorado” lleno de hitos inolvidables de los videojuegos. Es una de esas cosas que han convertido todo aquello en algo entrañable, aun a pesar de la Navidad de las narices.

Extracto del estupendo cómic incluido con la cinta original de Antiriad. Le podéis echar un vistazo en la ficha del juego dentro de World Of Spectrum.

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