En este 2018 que a punto está de terminar, si un acontecimiento ha destacado en relación al Spectrum ese ha sido, indudablemente, el concurso de remakes que, desde principios de año, viene demostrando la sorprendente buena forma en la que se encuentra el mundillo de este pequeño aparatito. Hace unos cuantos años, nadie en su sano juicio habría apostado porque a estas alturas, a punto de afrontar la tercera década del siglo XXI, aún habría tanta gente dispuesta a partirse los cuernos por un artefacto nacido en 1982 y comercialmente muerto hace la friolera de cinco lustros. Algo que es justo agradecer, especialmente cuando esa gente está sacrificando su tiempo libre con todo lo que contiene (posibilidad de estar con la familia, los amigos o, simplemente, tumbarse en un sofá) trabajando por mero placer. A cambio de nada. O de muy poco, y desde luego no de dinero.
Centrándonos de una vez en la ZX-Dev M.I.A. Remakes 2018, que nos ha brindado joyas como Mighty Final Fight, lo último que he probado surgido de ella ha sido Maze Death Rally-X. Un nombre que en principio no permite asociar el juego con ningún otro anterior a él pese a tratarse de un remake. Cosas de los derechos de autor. Pero todo cambia cuando se observa un vídeo como este:
Los más viejos del lugar ya habrán caído del guindo: en efecto, estamos ante una versión para Spectrum de Rally-X, maquina recreativa lanzada por Namco en 1980 que destacó por ser una de las primeras en color y con música durante la partida. Aprovechaba el tirón del celebérrimo Pac Man, del que a su vez era un clon nada velado. En el Spectrum ya había conocido versiones comerciales empezando por el Rock´n Roller de Topo Soft, lanzado en 1988 y que delataba su españolísimo origen por mor de una dificultad que lo hacía, ya en su día, virtualmente injugable. Hoy es uno de tantos ejemplos que demuestran que la llamada «edad de oro» del software español fue antes un mito que una realidad palpable.
Lo de Maze Death Rally-X es otra cosa. Su traslación al Spectrum resulta encomiable, al extremo de que el parecido con la recreativa original es asombroso. No ya por el aspecto gráfico a todo color, sino por la rapidez y suavidad con la que todo de mueve sin importar en qué dirección lo haga ni cuántos elementos aparezcan en pantalla. No hay ralentización, ni saltos de imagen, ni mezcla visible de atributos, ni parpadeos ni nada que nos indique que el juego corre sobre un Spectrum, y es ahí donde el programa, y por ende su autor, muestran sus mejores virtudes. Usando gráficos a color sin ningún remilgo, insisto, y encima añadiendo música de fondo como en la recreativa. Parece fácil, pero no lo es en absoluto.
La cercanía lograda entre coin op y Spectrum (en el caso de este juego, se entiende) garantiza que la capacidad adictiva de Rally-X permanezca intacta aquí. Por tanto huelga afirmar que Maze Death Rally-X es muy divertido, y muy apropiado para matar tardes de fin de semana en casa sin mayores complicaciones, mientras afuera hiela o llueve.