Videoconsoleros contra peceros. Peceros contra maqueros. Segueros contra nintenderos… El enfrentamiento entre poseedores de los diversos sistemas informáticos existentes en la actualidad también se producía en tiempos del Spectrum, con la salvedad de que hoy la gente parece haberse contagiado de la rudeza que caracteriza al gigantesco y ultracompetitivo mercado de ocio digital, e incluso adultos con más pelos en los huevos que un talibán en su barba se comportan como auténticos seguidores radicales de un club de fútbol a la hora de defender su ordenador o videoconsola favoritos.
«¡Váis a morir todos, hijos de puta!»
Hace una treintena de años no era así, merced a que las cosas eran mucho más singulares, mucho más “de andar por casa”, y la mayoría de los usuarios de videojuegos eran críos que tampoco se preocupaban demasiado de otra cosa que no fuera pasar jugando cuanto más tiempo mejor. Bueno, miento: sí que había hostias, aunque todo quedaba entre pequeños grupos de gente, amigos o compañeros de clase más que nada, y como en los enfrentamientos había que dar la cara (no había Internet) era necesario andarse con cuidado, porque las hostias podían llegar a ser de las que duelen y podías llevarte unas cuantas. Bueno, en este caso también miento: los críos, siendo como son personas a las que la sociedad aún no ha logrado doblegar vía sistema educativo y trabajos basura, pueden llegar a ser muy perversos cuando unen su asilvestrada mente a una lengua viperina. Es algo que traté de explicar hace unos años en la siguiente Leyenda, que dicho sea de paso quizás es uno de los textos más flojos que he publicado jamás en la web. Pero ya era hora de subirlo en el formato actual y dejar que todo el mundo lo ponga como hoja de perejil.