El lanzamiento de Profanation en 1985 fue un hito en la historia del software español y marcó un punto de inflexión tanto para aquella como para la trayectoria de la firma que lo había publicado, Microdigital Soft o Dinamic para los amigos. Aunque en España los programadores de videojuegos llevaban tiempo haciendo cosas interesantes e incluso logrando resonancia a nivel internacional como con La Pulga, Profanation poco tenía que ver con estos o con anteriores lanzamientos de los hermanos Ruíz, que se habían pasado el año transcurrido desde que fundaron su empresa con la churrera funcionando a pleno rendimiento, publicando juegos sin solución de continuidad. Comparado con Saimazoom, Babaliba o Video Olimpic, Profanation se hallaba en otro nivel y hacía gala de sus aspiraciones ya incluso en su portada, primera junto a la de Rocky creada por un dibujante profesional.
Azpiri rules.
El resto de aspectos tampoco se quedaban atrás, dentro de una historia ya contada hace años en esta misma web. Profanation señaló el inicio de dos costumbres que a fuerza de repetirse se convertirían prácticamente en clichés del videojuego ibérico: un aspecto visual lo más elaborado posible (en esto iba también a la par del mencionado Rocky, que presumía en la publicidad de «30 Kb de gráficos») y una dificultad elevada a niveles surrealistas, que no obstante fue bien aprovechada para crear expectación en torno al juego y convertirlo en un triunfo sin paliativos, abriendo camino para imitadores varios. Algunos dentro de la propia Dinamic, donde no tardaron en darse cuenta de que habían descubierto un filón.
Y es que era un filón que sería explotado principalmente durante 1986, el año siguiente al lanzamiento de Profanation, dando pie a un conjunto de «imitaciones» hoy consideradas clásicos en mayor o menor medida, pero a las que el tiempo básicamente ha tratado muy mal. Eso no quita para que haya que restarles méritos teniendo en cuenta que, como todo en la vida (también en los videojuegos), las modas evolucionan gradualmente. Y eso que ya en su momento juegos como Nuclear Bowls o Ramón Rodríguez te hacían mentar en voz alta a la madre del programador desde el instante inicial de la primera partida. Sea como fuere, las nuevas modas llegadas durante el transcurso de ese mismo año y el siguiente, los arrinconarían rápidamente en el cajón de los aficionados, impulsando la creatividad de los programadores españoles hacia otros derroteros.
1 voto: Nuclear Bowls y Ramón Rodríguez
Miren por dónde empezamos el repaso a la encuesta con los dos juegos mencionados en el último párrafo de la introducción. La verdad es que no sorprende encontrarlos aquí, dado que se trata de los dos más flojos de la lista. Sobre el primero ya escribí algo y no me voy extender más con él. Respecto al segundo, lo que menos debería sorprender es el masaje tailandés que la propaganda le dedicó al juego en las revistas del ramo disfrazándose como periodismo. Básicamente estamos ante uno de los pixel perfect más disparatados (por difícil, se entiende) jamás vistos en el Spectrum. Cabe mencionar con simpatía, no obstante, las referencias históricas y culturales que lo jalonan, que ayudan a contextualizarlo dentro del singular periodo en que Ramón Rodríguez hizo acto de aparición. Un periodo en el que el movimiento punk aún estaba de moda en España; de militarismo, Guerra Fría y boom mediático impulsado por la televisión, a dos pasos de cambiar en el país dentro de un año clave para su historia contemporánea, marcado por el ingreso en la Unión Europea.
2 votos: Camelot Warriors
Honestamente, yo esperaba encontrármelo más arriba. No porque se trate del mejor clon de Profanation, sino porque en su momento gustó mucho y hoy goza de un status como clásico que resulta casi inquebrantable. A Dinamic le costó digerir el éxito de Profanation, y luego de una serie de lanzamientos no demasiado bien recibidos (Sgrizam, West Bank u Olé Toro), Víctor Ruíz decidió echar la vista atrás, hacia su mayor triunfo, y «reformularlo» para enderezar la trayectoria de su empresa y volver a marcar a toda una generación como el que marca al ganado. Lo primero lo consiguió sin demasiados agobios, gracias en parte a una buena campaña publicitaria marca de la casa. Lo segundo, casi. Un Profanation bis ambientado en el medievo y con calidad gráfica aumentada como no podía ser menos, en el que no faltaban incluso referencias al pasado de la compañía para tocar la fibra nostálgica de los usuarios. El juego en el que los guionistas de Los Serrano se inspiraron para escribir el final de la serie.
4 votos: Las Tres Luces de Glaurung
Otro juego sobre el que cabe extenderse demasiado, habida cuenta de que ya está comentado aquí.
5 votos: Ninguno, prefiero el original
Llegamos al pódium de la encuesta. Y es perfectamente comprensible que en él figure esta opción, habida cuenta de la cantidad de fans que Profanation aún reúne aunque sea únicamente por nostalgia, por ser el primero o por considerarlo como el mejor de todos a nivel global. En realidad da lo mismo.
6 votos: Phantomas 2
Su historia, como la del juego que encabeza el escrutinio de votos (ya habrán adivinado de cual se trata), es sobradamente conocida y tampoco vamos a extendernos con ella. Phantomas 2 es el clon de Profanation más clon de Profanation de entre todos los juegos que aparecen en esta encuesta. Aunque sólo sea por su aspecto gráfico, tan semejante que resulta imposible abstraerse de un parecido que por lo demás tampoco busca ocultar. Ni siquiera en la forma de jugar, algo más sencilla en cuanto se domina un poco el juego pero que no olvida viejas reminiscencias en forma de trampas mortales de necesidad.
Para los anales queda el famoso caso del «puzle del hombrecito en bicicleta», cuyo origen nunca fue aclarado pero sobre el que cabe hacerse preguntas que incluirían palabras como «resaca», sin olvidar que en el momento de programarlo su autor, el malogrado Emilio Salgueiro, sólo tenía 15 años. Aquel puzle volvió locos a los responsables de la sección «Patas Arriba » de la revista Micromanía, auténticos expertos en resolver lo irresoluble pero que hubieron de sudar la gota gorda (además literalmente) hasta dar con la solución. Aparte queda el curioso episodio de la distribución del juego en el Reino Unido por parte de Codemasters, donde cambiaron el nombre y el protagonista.
7 votos: Phantomas
Poco que comentar respecto a un juego sobre el que ya se ha escrito mucho mismamente aquí. Phantomas fue el resultado de una competición particular entre dos amigos para ver quién programaba el mejor juego lo antes posible, y era tan semejante a Profanation que hasta el protagonista era el mismo (en esencia un cabezón con patas), pero reduciendo un poco la calidad gráfica general con vistas a dar cabida a casi 70 pantallas en lugar de 45 y así hacer el juego más extenso. Nunca fue considerado una obra maestra, pero ese «algo» que tenía, quizás derivado del hecho de controlar a un ladrón empeñado en desvalijar la mansión de un millonario, hizo de Phantomas un juego cuya popularidad se ha mantenido prácticamente incólume hasta el día de hoy. Tanto que ha llegado a inspirar algunas secuelas apócrifas a lo largo de este siglo, la última de las cuales (Phantomas en el museo) se publicó en 2020.