Todo el mundo sabe lo que son las encuestas pero no tantos saben que sus orígenes son relativamente recientes. Las primeras de las que se tiene noticia datan del primer cuarto del siglo XIX, y conforme la metodología para su realización se fue mejorando y refinando, su importancia creció hasta llegar a nuestros días convertidas en instrumento casi vital para la toma de decisiones en las más altas esferas, por la capacidad que otorgan a la hora de conocer (e incluso manipular) a la opinión pública.
José Félix Tezanos, el Panoramix del INE.
Desde luego esa última (manipular) no era mi intención cuando decidí publicar mi primera encuesta para la web hará mes o mes y medio. Tampoco es que de ella o de sus resultados fuese a depender la toma de decisiones vitales para la página o para quien esto escribe. Lo único que buscaba era introducir algún elemento novedoso que resultase fácil de implementar y al mismo tiempo, nos permitiese a todos divertirnos un poco gracias al inconmensurable legado del gran Jonathan Smith, del que ahora se cumple una década de su fallecimiento por cáncer contando tan solo 43 años. Ese detalle es importante porque es revelador de su genio: con la misma edad a la que ustedes o yo sólo pensábamos en escaquearnos del instituto para jugar una partida de mus o votar junto a sus amigachos a la tía con el mejor culo de la clase, ese tío estaba vendiendo como churros una serie de videojuegos que hoy son clásicos en sus respectivos géneros. De haber sido norteamericano o japonés, no cabe duda de que Joffa, como se le conocía cariñosamente, habría sido una gran estrella, aún mayor de lo que fue.
La idea de montar encuestas para la web se me ocurrió en un ramalazo. No esperen pues historias de abuelo Cebolleta sobre complejas maniobras de planificación, largas tribulaciones con la almohada ni otras tonterías: simplemente un día se me ocurrió que sería una buena idea y lo hice, punto. En cuestión de una hora o así, el tinglado ya estaba en marcha con vistas a recoger votos durante una semana y a ver qué salía de ahí. Opté por fijarme en la primera etapa de la trayectoria profesional de Smith, durante la cual lanzó sus juegos más recordados (que no los mejores), porque es con juegos como Cobra o Green Beret con los que más tiempo ha pasado la mayoría de la gente. Son esos juegos, lanzados además en coincidencia con el mejor periodo del Spectrum como fenómeno social y de ventas, los que forjarían la leyenda del programador inglés.
Como los resultados se almacenan una vez cerrada la encuesta y dejan de estar visibles en cuanto se programa la siguiente, pensé que la mejor forma de que prevaleciesen era dedicarles una entrada propia, de modo que cada vez que publique una encuesta habrá una entrada disponible para consultar los resultados y de paso disfrutar con ellos. Y por qué no, para animar de algún modo a que vosotros también probéis los juegos votados y saquéis vuestras propias conclusiones.
Así pues, comencemos:
SIN VOTOS: Pud Pud y Kong Strikes Back.
Pud Pud fue el primer juego comercial de Joffa, lanzado en 1984. Ya para entonces exhibía muchas de las características que definirían su obra posterior, comenzando por la singular creatividad de los osados diseños gráficos, un sonido estridente y ese delirante sentido del humor tan propio de él, con la escena final del juego como punto culminante a una misión consistente en escapar de toda costa de un mundo absolutamente bizarro conformado por plataformas.
En cuanto a Kong Strikes Back tal vez sea el producto más flojo en el que Joffa tomó parte, pero resulta divertido para un rato y está igualmente bien hecho. Aprovechando que tenía los derechos de la máquina original, Ocean se sacó de la manga está secuela que a su vez clonaba la recreativa Mr. Do’s Wild Ride, cambiando los andamios metálicos por montañas rusas y los toneles rodantes por carricoches.
1 VOTO: Mikie y Terra Cresta.
Poco conocida en casi cualquier parte, la recreativa Mikie mostró las cualidades que Joffa poseía para adaptar estas máquinas al Spectrum de forma que pudiesen llegar a molar más que el producto original. Porque la recreativa de Konami, sin estar mal, tampoco resultaba ninguna maravilla. En el Spectrum la cosa cambiaba: el juego seguía sin ser lo más que se hubiese visto en el ordenador, pero de algún modo Smith se las ingenió para hacerlo más atrayente y simpático. Y aparte, lo bastante asequible como para poder finalizarlo y darle al menos una vuelta, algo completamente inaudito en aquel mundo de arcades «imposibles».
Terra Cresta no era ni mucho menos tan sencillo, pero poseía la misma cualidad que el anterior de ser más «molón» que la recreativa en que se inspiraba, llegando en su día a ser más popular que aquella. Además era técnicamente impecable, con una impresionante (para el Spectrum, se entiende) música obra del gran Martin Galway.
3 VOTOS: Hyper Sports.
Muchos lo consideran como el juego «de olimpiadas» para Spectrum por antonomasia. No es mi caso, pero de ningún modo se puede dudar de su excepcional calidad, que en su día lo aupó merecidamente a los primeros puestos de las listas de ventas y lo convirtió en clásico inmediato, además de en referente para juegos posteriores dentro de su género. Una de las mejores conversiones de recreativa para Spectrum de siempre, que Joffa programó con apenas 18 años recién cumplidos.
8 VOTOS: Green Beret.
Todo lo comentado en referencia a los juegos anteriores sirve igualmente para este, lanzado de cara a la temporada veraniega de 1986 con un éxito enorme tanto de crítica como de ventas. Aunque era muy difícil (tal vez el que más de entre todos los juegos que Joffa programó), el juego era tan condenadamente bueno que resultaba imposible abstraerse de echar una partida tras otra, aunque acabases de los nervios y fueses incapaz de llegar más allá de la segunda o tercera fase.
11 VOTOS: Cobra.
A mis ojos la obra maestra de Jonathan Smith (aunque él considerase Firefly como su favorito) y justo ganador de la encuesta al recibir casi el 50% de los votos emitidos. Todas las cualidades de Joffa como diseñador, programador y hasta «tipo chistoso e irreverente» se condesaron y combinaron como nunca antes y nunca después, para ofrecernos uno de los juegos que mejor han envejecido en la inmensa programateca del Spectrum; uno de los que merecerán ser salvados como legado de la Humanidad el día que llegue el Armaggedon. Apuesto a que Sylvester Stallone se parte la caja jugándolo. Y se divierte un millón, como todos los que lo prueban.
Pues a mi me parece muy buena idea. Que pena que no me enteré …
Muchas gracias por tu comentario. Descuida, que tendrás más oportunidades.