En los cerca de ocho años que tuve un Spectrum en casa a partir de 1983, estuve comprando ZX y Micromanía de manera regular (aunque la primera no todos los meses y sólo hasta el verano de 1986). Con el tiempo atesoraría una buena colección de ejemplares, y sin embargo jamás estuve suscrito a ninguna publicación porque sencillamente no valía la pena: se ahorraba poco y Correos nunca entregaba los paquetes a tiempo, por lo que salía más a cuenta acudir al quiosco.
Tampoco me gustaban las tapas vendidas por las editoriales para encuadernar las revistas, que encontraba sosas además de caras. Pero con poco dinero y algo de inventiva, no era difícil conservarlas en un envoltorio más o menos atractivo, a salvo del paso del tiempo…