Yendo al instituto, o sea hace un porrón de años, conocí a un tipo que creía firmemente en las teorías del tiempo cíclico. Dicho de forma que hasta el más insigne miembro de la Generación Mejor Formada pueda entender, esas teorías sostienen que cuando el universo llegue a su fin dentro de miles de millones de años el tiempo se detendrá, hará reset, empezará a correr otra vez desde cero y todos los acontecimientos históricos se repetirán. Para el ser humano eso desde luego es una putada, porque implica que cometeremos los mismos errores una y otra vez por toda la eternidad. Explicado nuevamente para tontos de baba con ínfulas, significa que millones de gilipollas volverán a votar por Ronald Reagan en unas elecciones; que Christopher Reeve aceptará otra vez protagonizar Superman IV; o mismamente que usted volverá a equivocarse cuando de joven creyó que hablando de superhéroes con una chica e invitándola a jugar a rol se la podría follar.
«Do diento bucho, be eh ekibodcado, do bodverá ha hocurrid».
Tan peregrinas cábalas ya fueron desmontadas científicamente por Stephen Hawking al demostrar que el universo está en continua expansión, pero sería Fry, el protagonista de Futurama, quien décadas más tarde lo corroboraría afirmando categóricamente que «el tiempo es lineal, no cíclico». Aun así, todavía hay gente empeñada en demostrar que estamos condenados a repetir la Historia. Y el primero de ellos, Sir Clive. Sin echar mano al refranero español o recurrir a necedades dignas del más ferviente defensor del creacionismo, no. Porque Él se rige por el pensamiento científico y no cree en nada que no pueda demostrarse con hechos (para empezar, sin ir más lejos, es ateo desde que tiene uso de razón).
Normal. Con esa cara sólo se puede ser ateo. O directamente hereje.
En 1984 Sinclair se sentaba en la cima del mundo. O más bien en su cima del mundo, la suya particular, que si bien comenzaba a mostrar algunas grietas por la base (¿alguien dijo QL por ahí?), le permitía pontificar en revistas y llevar un tren de vida muy holgado, de esos de gente pija que va a comprar el pan en Porsche porque ir andando es de pobres y tal. Pero eso no significaba que Tío Clive anduviese dormido entre laureles, y como tampoco ha tenido jamás un pelo de tonto, sabía muy bien que el éxito es efímero y que para sostenerlo en el tiempo hay que alimentarlo, renovarlo.
Dado que la base del suyo, el Spectrum, empezaba a mostrar algunos signos de agotamiento tras casi tres años partiéndose el lomo frente a una competencia cada vez más numerosa y mejor, a Sir Clive se le ocurrió el Spectrum+ para desfacer el entuerto, que no era sino el Spectrum de toda la vida con algunos cambios cosméticos. Algunos le acusaron de rácano. Los más atrevidos, de timador. Pero lo cierto es que Clive logró con él mantenerse en la senda del éxito y ganar tiempo, mientras esperaba a que el QL se consolidase y que la llegada de nuevos inventos le permitiese seguir en la brecha, quizás indefinidamente con un poco de suerte.
¿Alguien dijo…?
Pues bien: la historia se repite. Y no hemos tenido que esperar a renacer tras el Fin de los Tiempos, sino únicamente treinta años. El sorprendente lanzamiento del Spectrum Vega a mediados de 2015 fue acogido como el del Spectrum en su día, con escepticismo y críticas vehementes. Pero luego resultó un éxito, como también lo fue el del Spectrum, cosechando unas ventas muy suculentas. Sin embargo estaba claro que el éxito no iba a durar mucho tiempo, y que si Clive quería prolongarlo de alguna forma sin hacer el esfuerzo de sacar algo verdaderamente nuevo de la chistera, la solución pasaba por reformular el concepto original como hizo transformando el Spectrum en Spectrum+. Así es como ahora el Spectrum Vega se vuelve +. Vega+
Explicando una vez más las cosas a fin de que resulten comprensibles hasta para el mayor plurititulado actual, el Vega+ es el Spectrum Vega que todos conocemos pero en versión portátil, desmintiendo así los rumores que apuntaban al lanzamiento de una versión inalámbrica del Vega tradicional que prescindiría de sus engorrosos cables. Con todo, el nuevo Vega+ no deja de ser otra cosa que la placa del Vega adaptada para «incrustarle» una pantalla LCD, siguiendo el esquema básico de algunos montajes caseros basados en Raspberry Pi vistos en Internet, pero lógicamente apañándolo para su mecanización a nivel industrial.
El resto en principio no cambia (¿para qué?). Se mantiene el catálogo de 1.000 juegos incluidos en memoria, el sistema operativo y la ranura para insertar tarjetas microSD con nuestros propios juegos, añadiéndose unas tomas de auriculares y de corriente para cargar la batería, aparte de otra para conectar la consola al televisor y jugar «a lo grande» si nos apetece mientras estemos en casa, aunque a juzgar por lo ya visto en el Vega no cabe hacerse muchas ilusiones respecto a la calidad de imagen que pueda dar funcionando de este modo. Ya que hablamos de imagen, del Vega+ llama poderosamente la atención su estética, descaradamente PSPlike pero dotada al mismo tiempo de una notable personalidad propia. Unos simples trazos y cuatro pinceladas de color con el logotipo de Sinclair presidiéndolo todo bastan y sobran para dar al diseño un toque diferenciador, elegante a la par que bonito, aunque carente de la simpatía del Vega original. Aun así, no puede negarse que el viejo Rick Dickinson todavía conserva su magia.
Poco más puede decirse de este artefacto, que al ser anunciado hace ya algunas semanas provocó un terremoto en las redes como ya hizo su antecesor, con opiniones que básicamente oscilaban entre «es un timo» y «es una mierda», lo cual seguramente no le impedirá alcanzar el éxito. Por si alguien lo dudaba, Retro Computers Limited tardó veinte días en recaudar más del doble de lo que solicitaba en la campaña de captación de fondos (eso que tan pomposamente ahora se denomina crowdfunding) orquestada para hacer realidad el proyecto y ponerlo en la calle.
Sobran comentarios, y eso que hablamos de un aparato destinado a un uso muy concreto (solo ejecuta juegos de Spectrum), que desafía todas las tendencias actuales en el mercado de dispositivos móviles (las consolas portátiles están comercialmente muertas) y que será tan caro como su versión de andar por casa. A fin de cuentas hay mucho coleccionista y mucho freakie suelto sin saber en qué gastar su dinero, y Tito Clive lo sabe muy bien. Da igual que el Vega+ pueda ser perfectamente «copiado» gastándose cuatro cuartos en una PSP de segunda mano e instalándole un buen emulador, porque la lógica no rige en casos como este. La historia se repite. ¡El tiempo es cíclico, no lineal!
¡HEREJE!
Sinceramente no entiendo esa forma tan dura de arremeter contra el Vega+; es una intereante opción para mucho público. Si no te parece interesante perfecto pero esto no te justifica a usar el tono que usas para descalificar a quienes la quieran comprar; es más no me extrañaría que en el blog te pongas como purista criticándola y que hayas pedido un par. Yo he pedido una en rojo ya que me parece un aparato curioso y admito que me apetece volver a abrir la caja de un nuevo modelo de Spectrum casi 32 años después del original…
Entiendo que a muchos les puede parecer una frikada, pero en este tipo de gadgets no están comprando realmente la emulación ni los juegos sino un objeto de coleccionismo, una especie de sucesor espiritual del Spectrum. En este caso del Vega lo que me llama la atención es que sería el spectrum más oficial hasta la fecha de hoy.
Personalmente para la emulación de Spectrum y después de pasar por multitud de consolas Android, Caannoo y la GP32, me quedo con este última. He llegado a jugar más al spectrum en la portátil que en el spectrum original en su momento.
David: Lo que yo no entiendo es de dónde se saca esa dureza a la que se refiere. Un consejo: aprenda a leer como es debido, con calma y en línea recta en lugar de atropelladamente y en diagonal. Le garantizo que mejorará su comprensión de CUALQUIER texto.
A propósito: tengo un Vega y juego con él bastante a menudo. Ya nos contará que le parece el +
Joanra: Este tipo de gadgets SON una frikada. Partiendo de ahí, lo que no comprendo son algunas atrocidades que he leído, dichas en muchos casos por gente que sólo ha visto un Vega en fotos. El dinero es de quien se lo gana y Sir Clive no va de trilero intentando colarte acciones preferentes. Si tienes cien libras en el bolsillo, puedes gastártelas, y eso no compromete que tu familia coma a diario y siga viviendo bajo techo, no veo qué puede haber de malo en pasar por el aro. Otro tema es que merezca la pena, pero la discusión sobre eso la dejamos para otro día.
A mí la GP32 y su sucesora me parecen una maravilla, en especial la última. En su día, si hubiese tenido pasta habría comprado la GP2X con los ojos cerrados. Desde hace unos años suelo jugar mucho con la Nintendo DS de mi novia, que es también una magnífica consola para disfrutar con el Spectrum gracias al emulador ZX-DS.