Entre los aficionados a la informática más veteranos, nombrar al Commodore PET supone evocar la época que realmente dio origen al mercado de ordenadores domésticos, con dos pijos californianos trabajando en el garaje del domicilio de uno de ellos sin ser conscientes, pese a su desmedida ambición, de lo que iban a conseguir. Si el Apple I abrió un nicho de mercado inexistente, el Commodore PET no fue sino la respuesta lógica de quien intenta explotar ese nicho ofreciendo un producto semejante a menor precio, con la loable intención de llevarse un trozo del pastel.

Para Jack Tramiel, antiguo taxista polaco que hasta ese momento se había dedicado a reparar máquinas de escribir y vender calculadoras de bolsillo, competir con Apple era una obsesión. Desde su posición hegemónica, la empresa de la manzana dominaba un negocio con potencial multimillonario, y la posibilidad de arrebatárselo era demasiado tentadora para dejarla pasar. Pese a resultar algo primitiva y sufrir algunas carencias graves, la «mascota» de Commodore permitió a la clase media americana disponer de un ordenador en casa; más concretamente a los hijos de esa clase media, que serían los encargados de explotar el fenómeno PET en toda su magnitud. Incluso para hacer pingües negocios gracias a él.

Ahora, casi cuatro décadas después, el PET regresa. Y lo hace en unas circunstancias peculiares: los revivals que tan de moda estuvieron hace unos años, como el de los ochenta, son afortunadamente agua pasada; y sin embargo estamos viviendo una vorágine de cachivaches que apelan al sentimiento nostálgico de los aficionados a la informática y videojuegos más talluditos. Y ojo porque no hablamos de iniciativas «caseras», que de esas siempre ha habido un goteo mas o menos constante, sino de iniciativas empresariales que cuentan con un sólido apoyo industrial y publicitario, lo que les permite hacerse notar entre un público más numeroso.

Es el caso del nuevo Commodore PET, cuya campaña publicitaria inicial buscaba (y conseguía) crear expectación mostrando una serie de enigmáticas imágenes en las que el aparato se veía siempre de espaldas, resaltando su mayor peculiaridad. Porque el nuevo PET, heredero de un ordenador mítico de los setenta y primeros ochenta, en realidad no es un ordenador.

O sí. ¿Qué es un smartphone sino un ordenador? Porque el nuevo Commodore PET es ni mas ni menos que un teléfono móvil con las características propias de un terminal de gama media, las cuales se pueden conocer mismamente en la web oficial del producto. Estamos ante un smartphone Android bastante típico incluso en su aspecto, cuya única apelación a su origen, aparte de los logos estampados en embalaje y carcasa, reside en la preinstalacion de sendos emuladores del Commodore 64 y el Amiga… pero no del PET, emuladores que por otra parte se pueden instalar gratis en cualquier terminal Android moderno.

Lo que desde luego no podía faltar es la apelación… a la cartera de los posibles compradores. Pajilleros con o sin acné, aficionados a las antiguallas en forma de videojuegos y otros subhumanos que quieran poseer su propia «mascota» habrán de desembolsar a cambio la nada despreciable suma de 300 euros. Por si llegados a este punto alguien todavía se lo esta pensando o considera razonable la oferta, la web Android Police desveló que el PET es en realidad un teléfono chino remarcado que en su versión original se vende por menos de la mitad de precio. Si hubiese podido urdirla él, Jack Tramiel, un ser mezquino y trapacero, habría dado palmas con las orejas por esta jugada.

Yo lo dejo aquí. Que cada cual saque sus conclusiones.

«Me río en vuestra puta cara hasta después de muerto».

4 thoughts on “El regreso del Commodore PET”
  1. Moskis, a ver qué dicen de este chisme los que ponen a parir al zx vega o al teclado de Elite…
    Por cierto… es Tramiel… o es Díaz Ferrán?

  2. Por lógica deberían ponerlo como hoja de perejil. Y sí, esta foto desvela un parecido más que razonable entre Ferrán y Traimiel. En el sentido físico, porque en el empresarial siempre resultó muy evidente…

  3. Solo un apunte. Hay demasiada leyenda tras Apple y hay que poner las cosas en sus sitio y lugar. La obsesión por competir contra Apple llegaría más tarde.. Quien fue primero y rompió los moldes fue Commodore y Apple vino detrás. Luego ya si.. Commodore entre otras cosas dejó pasar demasiado tiempo hasta que llevó color a sus sistemas y Atari, Tandy y Apple fueron ganando terreno progresivamente hasta ser Apple la que empezó a marcar los tiempos. Desde el 77 hasta casi el año 80 la microinformática solo tenía una palabra y era Commodore. Y realmente no es que fuera obsesión sino que Apple iba sacando cosas buenísimas pero carísimas antes que los demás.. empezó a marcar ritmos. La unica obsesión de Tramiel no era Apple era vender lo más posible al público general. Su slogan era: «Computer for the masses not the classes» Apple era y es lo contrario.. Ordenadores y sistemas muy caros para gente que se lo pueda permitir..no para todo el mundo. Casi lo mismo que ahora 🙂

  4. Yo lo que tengo entendido es que Commodore siempre va respondiendo a Apple: El PET es una respuesta a Apple tanto como lo es el C-64. Y ambas jugadas salen bien, aunque es el C-64 el que lo peta de verdad.

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