The Hobbit no es sólo una de las novelas más importantes en la historia de la literatura fantástica, pues como videojuego resulta vital para entender lo que el Spectrum llegaría a ser sólo un par de años después de salir a la calle en 1982, y también, incluso, para entender por qué las novelas de Tolkien fueron ganando adeptos con rapidez durante los primeros años ochenta. Aunque cueste creerlo, en aquella época Tolkien era casi un desconocido fuera del mundo anglosajón, al punto de que su primera novela acababa de traducirse al castellano. Pese a pertenecer a un género a priori tan aburrido como el de las aventuras conversacionales, The Hobbit (el videojuego, se entiende) era tan bueno que a muchos nos animó a lanzarnos con el aprendizaje del inglés para poder disfrutarlo en toda su extensión. Luego nos empujó a comprar la novela, a la que por cierto el juego resultaba bastante fiel. En su edición traducida, eso sí, que el nivel de inglés no daba para tanto. Y eso que The Hobbit (el videojuego, se entiende) admitía un vocabulario bastante amplio para lo que cabría esperar gracias a su motor Inglish, una auténtica maravilla de la programación cuya calidad y eficiencia no llegaría a ser superada ni siquiera por motores teóricamente más sofisticados. Y todo ello acompañado de unos excelentes gráficos y embutido en 48 miserables Kb, menos de lo que ocuparía este texto volcado a Word sin fotos.
Ruinas de la ciudad de Dale, uno de los parajes más siniestramente bellos que podemos admirar en nuestras pesquisas con The Hobbit.
Ahora, más de tres décadas después de su publicación, este legendario conversacional tiene por fin una versión exclusiva para los Spectrum de 128 Kb, que en líneas generales fueron ninguneados por los desarrolladores pero que en el caso de las aventuras de texto lo fueron de un modo especialmente sangrante, porque nadie quiso molestarse en programar versiones exclusivas de estos juegos para el Speccy «grande» y aprovechar así unos extras que, a buen seguro y en las manos adecuadas, habrían dado pie a auténticas obras maestras del género.
Simplemente espectacular.
Pero como nunca es tarde si la dicha es buena, un forero de World of Spectrum ha creado una versión específica de The Hobbit para Spectrum de 128 Kb. La diferencia salta a la vista porque los gráficos han sido notablemente mejorados de principio a fin, literalmente: la pantalla de carga es completamente nueva y también lo es el final, en el que se ha incluido una pantalla de felicitación que no existe en la versión original de 1982. También son más las localizaciones del juego en las que podremos disfrutar de una imagen que las represente: mientras que en la primera versión sólo 21 de las 75 disponibles tienen imagen, en este caso son 55, cuyo aspecto es además muy preciosista llegando a rozar lo kitsch en ocasiones. Tampoco se trata de imágenes nuevas, sino que están «recicladas» desde versiones del juego realizadas para otros sistemas más potentes como el Amstrad CPC. A nivel técnico, lo primero que se nota es que la carga de las pantallas es instantánea al prescindir de las rutinas de fill (rellenado) por no ser necesario ahorrar memoria, que aquí hay de sobra. Y ése puede que sea el problemilla de este «nuevo» juego, pues transmite la impresión de que los abundantes recursos disponibles no llegan a aprovecharse como podrían. El motor Inglish es el de toda la vida (tampoco se antoja la necesidad de retocarlo, ciertamente), pero sigue sin haber música ni sonido. El juego se queda así en una especie de «lo que pudo ser y no fue», aunque no por eso deja de ser tan disfrutable como lo es su antecesor. Y encima los usuarios de un Spectrum 48 Kb también podrán probarlo, porque es capaz de detectar en qué máquina corre para «desactivar» características nuevas si así se requiere.