En los últimos tiempos parece que la gente ha retomado el gusto por Ranarama, uno de los mejores videojuegos de todos los tiempos. Artículos publicados recientemente en Pixfans como este o este, junto con la publicación en 2008 de un excelente remake, han vuelto a poner en el candelero la indiscutible obra maestra de Steve Turner, uno de los mejores programadores que el Spectrum tuvo nunca a su servicio.

El preciosista Ranaremake (2008), obra del español Pagantipaco.

En 2007 yo también tuve mi época de Ranaramamania y casi sin darme cuenta volví a dedicarme con fruición al juego, tras haber estado cinco años largos sin tocarlo siquiera para jugar unos minutos. Acabé tan enganchado que no paré hasta terminarlo, en una de mis experiencias más extrañas (y a la vez bonitas) en mis muchos años como vicioso irredento de los videojuegos. Como no podía ser de otra forma, la historia quedó consignada para la posteridad en un editorial, adjuntando de paso un pantallazo de esos con valor histórico incalculable: el del momento en que al fin me pasé el Ranarama tras veinte años de espera.

Leer ¡Ra, ra, ranas!

2 thoughts on “El día en que me pasé el “Ranarama””
  1. Yo me hice muchísimo en el viejo Amstrad, me quedé a nada de pasarlo pero no lo hice… El remake está bien, pero no sé porque, no me volvió a dar por ahí… Cualquier día lo intento de nuevo.

  2. Pues tiene mérito porque aunque el nivel de dificultad está muy bien ajustado, no es un juego ni mucho menos fácil. Que me digas que fuiste capaz de dedicarle varias horas seguidas, siendo como eres (hasta donde te conozco) muy poco dado a eso, dice mucho sobre la calidad general de esta maravilla.

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