En una época en que los programadores de videojuegos eran vistos casi como estrellas del rock, reconocidas y reverenciadas por su público hasta el punto de que algunos eran parados por la calle para pedirles un autógrafo, uno de los nombres que más destacaron fue el de Costa Panayi. Bastaba que un videojuego viniese firmado por él para que muchos corriesen a la tienda a comprarlo, sin importar de qué iba o sin esperar la opinión de otras fuentes. Si lo había hecho Costa era bueno y punto. Y con muy pocas excepciones, tal vez ninguna, puede decirse que era verdad.

Costa-Panayi

Garantía de calidad.

Desde que en 1983 publicase Android 1, la carrera de Panayi fue un vertiginoso ascenso hasta culminar en Highway Encounter, uno de los mejores juegos programados nunca para el Spectrum. La enorme fama cosechada por aquél hizo de “cortina” para otras grandes obras este hombre que merecen, como mínimo, la misma atención. Y una de estas obras es sin duda Cyclone, de cuya salida a la calle se cumplen ahora las bodas de plata, y al que hace unos años le dedicábamos esta merecida Leyenda:

Leer Cyclone, un clásico a revindicar.

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