Un Sinclair C5, por supuesto:

21 de julio de 1985. Ayrton Senna corría entonces para Lotus, escudería con la que poco antes había conquistado su primera victoria en la Fórmula 1. El mítico fabricante de coches deportivos y de carreras que había puesto en manos de Senna el competitivo 97T, se encargó igualmente de diseñar el nuevo vehículo eléctrico con el que Clive Sinclair esperaba revolucionar la movilidad urbana. Más concretamente, se encargó del chasis. Sus trazos, de una simplicidad aparente que casi resultaba cómica, escondían un prodigio que aunaba solidez y ligereza junto a un coste de producción irrisorio. Sin duda era lo mejor del coche, un trabajo a la altura del prestigio justamente ganado por la antigua firma británica, hoy de propiedad malaya.

La simplicidad al poder. Porque muchas veces las ideas más sencillas son también las más brillantes.

Para el GP de Inglaterra de Fórmula 1, disputado aquel año en Silverstone, Lotus dispuso un par de unidades del C5 para los desplazamientos de su personal por el circuito. Vestidos por supuesto con los colores de su patrocinador, la tabaquera John Player Special, que figuran entre los más característicos e inolvidables en la historia de la categoría reina del automovilismo. Senna no pudo resistirse a probar uno de aquellos extraños cacharros adelantados a su tiempo y desconozco qué pudo pensar de él, pero seguramente debió encontrarse como en su casa al ir sentado en una posición tan baja, tan «racing», que hace que 25 km/h parezcan el doble.

La foto de Senna (quien por cierto, finalizó décimo en aquel Gran Premio pese a no completarlo por avería) es cortesía de Giorgos Kalamakis a través de Classic Microcars UK.

 

Actualización: El C5 de Senna hoy:

El coche fue localizado hace algunos años por un grupo de entusiastas del C5 entre los que se encontraba Martin Lindsay, antiguo empleado de Vauxhall (para nosotros Opel) que ayudó en su restauración desde este estado:

Nótese el detalle del asiento identificado con el nombre del piloto, así como el hecho de que la carrocería esté pintada y no fabricada directamente en plástico de color negro.

Lindsay (derecha) junto a dos amigos, posando como integrante del equipo de restauración.

Respecto al C5 a nombre del compañero de Senna aquel año, el igualmente malogrado Elio de Angelis, y que puede verse en segundo plano en la primera imagen que ilustra este texto, sigue sin conocerse su paradero ni lo que ha sido de él.

Esperemos que algún día nos llevemos una grata sorpresa.

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