Pues nada, dicho y hecho:
Esta imagen fue tomada por Igor Sumi en el Museo de la Ciencia de Ámsterdam, ciudad famosa (entre otras cosas) por haberse consagrado al transporte unipersonal del que el Sinclair C5 ha terminado por convertirse en icono. No del modo imaginado por Clive Sinclair en 1985, aunque sí merecidamente por ciertos motivos que van desde su bizarro diseño al hecho de haberse adelantado en más de tres décadas a una tendencia que, hoy por hoy, parece esta vez imparable tras numerosos intentos de implantación, todos ellos infructuosos. De lo que no cabe duda es de que Sir Clive puede presumir de ser el empresario vivo con más cachivaches expuestos en un museo: sus calculadoras, televisores, ordenadores y bicicletas pueden encontrarse en numerosos centros de exposiciones del mundo entero, incluyendo el prestigioso MoMA de Nueva York. Ahora también lo estará su coche.