Así podríamos denominar al hecho de acabar las vacaciones y regresar de golpe a nuestras obligaciones cotidianas. En especial el trabajo, ese privilegio tan privilegiado que a buen seguro acabaremos pagando por disfrutarlo, como hacen ahora los que van de público a programas de TV (antes eso se pagaba, lo juro). Lo ideal sería una vuelta gradual a la rutina, en plan «hoy curro, mañana no». O «hoy friego los platos y mañana que frieguen los gatos». Pero mucho me temo que los gatos no están por esa labor a día de hoy (los míos no, al menos). Y en cuanto al tema laboral, con la que está cayendo (el trabajo es un privilegio, recuerden), pues va a ser que mejor ni mencionarlo. Así está el patio, y como la cosa no tiene pinta de cambiar (para bien, se entiende) mejor centrarse en consumir Nestcafé por litros, a ver si con algo de suerte me cae uno de esos sueldos vitalicios que dicen que sortean (eso dicen) pero no veo que le toquen nunca a nadie.
Ante todo, mucha calma.
Los más perspicaces ya se habrán dado cuenta de que con la parrafada anterior trato de justificar el largo tiempo que he pasado sin actualizar la web. No recuerdo haberla dejado así en años y miren que siempre estoy ocupado (recuerden: tengo dos gatos), pero me busco huecos para publicar algo incluso estando de vacaciones. Supongo que esta vez tocaba desconectar absolutamente del todo, hasta de la web, porque en ocasiones hace falta y tiene muchas facetas positivas. Por ejemplo para descubrir que YouTube aún vale para algo más que servir de púlpito a retrasados mentales y a sus disertaciones, eso que en neolengua orwelliana denominan «youtubers».
Civilización degeneración: dale a la gente una herramienta para difundir cultura y la usará para hacer el gilipollas. En virtud de eso vídeos como este son la excepción, no la regla.
Esto no significa que haya abandonado el Spectrum. Nada más lejos de la realidad, porque durante este tiempo me he leído un par de libros sobre el tema. Pero sobre todo he jugado mucho, muchísimo. Empezando por novedades tan jugosas como The Sword of Ianna, un juego que de haberse publicado en 1987 habría marcado sin duda un pequeño hito. Ya no es solo que su presentación alcance un nivel de excelencia digna de cualquier videojuego actual e incluso por encima. El juego propiamente dicho es estupendo, sin duda el mejor publicado para Spectrum en lo que llevamos de año. Lo dicho: qué pena que no estemos en 1987.
En fin, tranquilos todos que ya irán cayendo artículos nuevos conforme vaya reenganchándome a la vida diaria y volviendo, en la medida que pueda, al hábito de escribir. Con perseverancia y buenas dosis de café, todo es posible…
Un descanso de vez en cuando no está mal y es necesario, vaya, has colocado una de mis canciones favoritas de Peter Gabriel.
Peter Gabriel es Dios, y cualquier excusa vale para colgar aquí un vídeo suyo. O un concierto entero, como en este caso.