Me he pasado las últimas semanas jugando y trasteando a ratos con el SAM Coupé. Usando un emulador por supuesto, ya que no tengo uno de verdad en casa, pero no recuerdo haber hecho nada semejante desde que empecé mi relación con El Spectrum Hoy en el verano de 2003. Desde entonces Internet ha progresado sobremanera, y resulta mucho más sencillo acceder a toda clase de información y software relacionado con el que seguramente es el gran desconocido dentro de la generación 8 bits de ordenadores personales, por mucho que los aficionados a esto de la informática clásica hayamos oído de él y sepamos lo que es.
Alan Miles y Bruce Gordon eran dos empleados de Sinclair Research que decidieron marcharse de la casa cuando Amstrad la adquirió en abril de 1986. Con la intención de seguir vinculados al mundo de la informática y en particular al Spectrum, no tardaron en montar su propia empresa. La verdad es que no se rompieron la cabeza a la hora de ponerle nombre: Miles Gordon Technology comenzó sus actividades fabricando una serie de periféricos para el Spectrum que hoy son más populares que cuando salieron a la calle, tal que el Disciple o el Plus D, pero tuvieron el suficiente éxito como para que aquel par de intrépidos empresarios se animase a fabricar un ordenador completo. Basándose en la idea del Loki, el Sinclair supuestamente destinado a competir con el Amiga y los Atari ST que nunca llegó a ver la luz, los chicos de MGT se pusieron a trabajar en un producto que, de haberse lanzado a su debido tiempo, bien podría haber triunfado con todo merecimiento.
Dicho en román paladino, el Spectrum Advanced Machine o SAM Coupé es lo que tenía que haber sido el Spectrum +2 cuando se presentó a mediados de 1986. Si bien el +2 resultó ser un ordenador estupendo en líneas generales, ciertamente no dejaba de ser un +128 metido en la carcasa de un Amstrad CPC, electrónicamente simplificado respecto a aquel y fabricado en Taiwán en lugar de en Inglaterra para que resultara lo más barato posible. El Coupé iba más lejos: explicándolo del modo más sencillo posible, era un ordenador de 8 bits «dopado» con la intención de equipararse a otros de 16, aunque ni mucho menos alcanzase a serlo pese a reunir una serie de características muy destacables. También era, por añadidura, uno de los primeros ordenadores domésticos (que yo recuerde) capaces de emular, de serie y por hardware, una máquina completamente diferente como el Spectrum, aunque en principio limitándose al modelo de 48 Kb.
El SAM lo tenía casi todo. Era potente, versátil y estaba bien construido, aunque las pocas veces que he podido usarlo se me atraganta la inhabitual disposición del teclado, muy retrasado respecto al plano de la carcasa con la intención de crear una especie de reposamuñecas, pero que acaba resultándome incómodo. La máquina podía jactarse hasta de tener dos padrinos ilustres como Bo Jangeborg, autor de la excelente suite de diseño gráfico que se entregaba con cada ordenador, y el inefable Mel Croucher, creador del robot Sam, el simpático monigote que hacía las veces de mascota.
En realidad, el único defecto grave del SAM consistió en llegar al mercado demasiado tarde. En una entrevista concedida por uno de los responsables de MGT a la revista Microhobby, éste justificaba su criatura frente a la competencia de las máquinas de 16 bits utilizando una analogía asaz peculiar para decir más o menos esto: “Todo el mundo quiere tener un Mercedes o un BMW, pero la realidad es que un Seat o un Ford ofrecen prácticamente lo mismo a un precio inferior”. Desgraciadamente un ordenador no es un coche por mucho que lleve el apellido “Coupé”, y para cuando al fin se hizo realidad luego de tres años desarrollándose, el panorama en el mundo de los ordenadores caseros estaba cambiando drásticamente.
Porque en 1986 ordenadores de 16 bits como el Amiga o los PC eran carísimos, estaban fuera del alcance de la mayoría y resultaba difícil sacarles provecho ante la escasez de software y de usuarios con los que compartirlo. Pero para 1989, sólo tres años más tarde, el panorama había cambiado drásticamente: los precios de esos ordenadores se habían reducido mucho, estaba claro que el futuro inmediato les pertenecía, y una persona con un poder adquisitivo digamos “normal” podía acceder a ellos (accediendo de paso a un nivel de prestaciones infinitamente superior) sin necesidad de un esfuerzo económico exagerado.
En contra del SAM también jugó, y quizá de forma decisiva, la poca o nula publicidad: un par de reportajes en revistas del ramo y nunca más se supo. En España, donde podría haber tenido mejor recibimiento gracias a la fuerte vinculación que muchos usuarios aún mantenían con el Spectrum, ni flowers. En tales circunstancias el SAM había nacido muerto por muy buenas que pudiesen ser sus prestaciones y lo cerca que anduviesen de un 16 bits genuino. Era una apuesta destinada al fracaso, como atestigua el hecho de que sólo se vendieran unos 12.000 antes de que la compañía que lo había alumbrado se declarara en quiebra.
SAM Coupé al desnudo, fotografiado por el que suscribe durante la RetroMadrid 2008.
En un artículo sobre el QL aparecido hace mil siglos en la revista ZX se equiparaba a las computadoras con árboles cuya popularidad iba en relación a la cantidad de hojas (software) que tuviesen. No hace falta decir que el SAM tuvo muy pocas hojas, aunque alguna de ellas resultó ser bastante lustrosa. Su corta carrera comercial no fue óbice para que se lograse sacar partido de sus excelentes cualidades gracias a un puñado de magníficos juegos, y la versión del Prince of Persia es posiblemente la mejor de cuantas se hicieron para cualquier sistema. Es una auténtica gozada jugar con él o con Lemmings, una versión también más que digna del clásico de Psignosis. En cuanto a la emulación de Spectrum tengo entendido que resulta aceptable, aunque no puedo opinar con certeza porque nunca he usado el emulador de Spectrum de un SAM Coupé real. Pero es ciertamente surrealista andar trasteando en el PC con un emulador de SAM y emular, a su vez, un Spectrum con él.
Lo que le pasó a este verdadero “Súper Spectrum” fue una pena, aunque no una injusticia. Simplemente no llegó a tiempo para ocupar el lugar que sin duda le hubiera correspondido a su debido tiempo. Siempre he estado en el convencimiento de que habiéndose comercializado en 1986 u 87, el SAM Coupé habría sido la bomba. En 1990 su precio en Inglaterra rondaba apenas los doscientos euros y tres años antes no hubiese sido imposible venderlo a un coste muy razonable, jugando con una baza precio-prestaciones casi imbatible. Y desde luego infinitamente más barato que cualquier micro de 16 bits, ofreciendo a cambio un hardware perfectamente válido para sacar pecho con orgullo, al menos en aquel momento. De haber tenido la posibilidad de adquirirlo entonces, yo no habría vacilado en comer hierba para comprarlo si hubiese hecho falta. O casi.
Fue una pena la verdad, yo cuando trabajaba en Bit Managers, me contaron sobre la version del Light Corridor que hicieron para el Sam Coupe, uno de los compañeros tenia un Sam guardado junto a su mesa.
Hay detalles en la historia de este ordenador que resultan incomprensibles: en mi opinión, si destinas recursos para currarte un chisme como este, lo lógico es que te reserves una parte de esos recursos para montar una campaña publicitaria decente, algo que en este caso es evidente que no se hizo. Tal como indico en el artículo, en España bien podría haber funcionado a nivel de ventas. Sería genial poder recuperar esa versión del Light Corridor para SAM.
Still a lot happening for the SAM Coupe. I’ve been developing for it since 1993, producing a wealth of hardware, software and ‘SAM Revival’ magazine.
I also have several hundred of the custom IC designed for SAM so plan to release a limited amount of new SAMs with all my extra peripherals as standard.
Please see my site: http://www.samcoupe.com
Kind regards,
Thanks a lot for your comentary. I could visit your site and is great for your effort to maintain alive a marvelous forgoten computer like the SAM.