Con esta peculiar y sonora exclamación resumían los críticos de Micromanía sus impresiones sobre Stormlord cuando se presentó. En un mercado que prefería cada vez más las grandes epopeyas para máquinas de dieciséis bits, aquel juego fue una de las últimas grandes producciones para el modesto Spectrum, y también una de las últimas en las que el nombre de su creador resaltaba por encima de su propia obra. Hubo un tiempo, no tan lejano, en que la frase promocional “del autor de”, tan común en el cine o la literatura, también podía utilizarse para promocionar videojuegos. Que una distribuidora se sirviese de tu nombre para publicitar un juego de ordenador hecho por ti era un auténtico símbolo de estatus, sólo al alcance de un puñado de elegidos.
Hubo incluso quien presentó su firma en pantalla para garantizar la calidad de su juego, como John Cummings y Dominic Robinson en su estupendo Flying Shark.
Y Raffaele Cecco era uno de esos elegidos. Para muchos usuarios, ver en las revistas un anuncio de Stormlord precedido de la frase “un juego del autor de Cybernoid” bastaba para ir corriendo a la tienda con el dinero en la mano. Era 1989, y Cecco ya llevaba varios años aupado al trono reservado para los más grandes. Ahora, más de veinte años después, los chicos de El Mundo del Spectrum le entrevistan a saco, en una nueva demostración de sus habilidades en este campo, las cuales yo siempre he admirado. Porque en principio no resulta nada sencillo dar con el paradero de tipos que llevan, en muchos casos, varios lustros totalmente alejados del ojo público.
La entrevista a “Raff” llega además en un momento bastante oportuno, y no ya porque se trate, como indican desde EMS, de un buen regalo navideño para sus lectores. El comienzo del año 2011 es cuestión de días, y ese año se cumplirá un cuarto de siglo desde el lanzamiento de Equinox, primer trabajo comercial del programador de Tottenham, en el que éste ya demostraba (¡y de qué manera!) sus habilidades. Inspirándose en el sensacional Starquake de Stephen Crow, Raffaele dio vida a uno de los mejores juegos de Mikro-Gen, dentro de un catálogo de por sí rebosante de grandes programas. Sin embargo la fama de verdad llegaría dos años después gracias a Exolon y Cybernoid, dos de los matamarcianos más recordados hechos para Spectrum. La excepcional calidad del ambos juegos puso el nombre de su autor en boca de todos. Y a todo esto sin haber cumplido aún los 21. Era, efectivamente, un programador Cecconudo. Y lo sigue siendo, pues el tío continúa dándole a la tecla programando curiosas aplicaciones web, muy bien depuradas a nivel de código.
La calidad y el colorido de Equinox eran palpables desde el mismo instante en que se cargaba la pantalla de presentación.